Al menos siete personas, entre ellas una mujer, observaron por casualidad el asesinato del Presidente del Puntarenas F.C., Adrián Castro Velásquez, ocurrido la tarde del 16 de febrero del 2009 cerca de Subasta Ganadera El Progreso, carretera a Guanacaste.
Más de un año y cinco meses después del crimen, estos testigos son buscados por la Fiscalía y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en un intento por reactivar el caso y dar con los asesinos del dirigente deportivo.
Aunque el caso “sigue abierto”, según dijo el director del OIJ, Jorge Rojas Vargas, hasta el viernes no habían logrado reunir pruebas para detener a nadie.
Castro, de 50 años, quien conducía un pickup Mitsubishi L-2000, fue interceptado por dos pistoleros en motocicleta cerca del cruce a Barranca. Viajaba solo y con las ventanas cerradas.
Nadie sabe por qué, pero llevaba una pistola en su regazo, pero no tuvo tiempo para usarla.
Uno de los sujetos le disparó seis veces, a través de la ventana, impactándolo en cuatro oportunidades. Cuando los paramédicos llegaron, ya había muerto.
Para las autoridades, el mortal ataque fue hecho por sujetos que conocían la zona pues huyeron rápidamente y desaparecieron.
No le robaron nada. Ese no era el propósito de los pistoleros.
La venganza, por una deuda no cancelada, es desde aquel momento la principal hipótesis que manejan las autoridades judiciales como principal móvil del crimen.
El acreedor sería vecino de Puntarenas, plenamente identificado por la Policía. Empero, no han logrado reunir pruebas de peso que permitan detenerlo y acusarlo.
Durante las pesquisas, en este momento estancadas, trascendió que habría pagado ¢5 millones a cinco sujetos a quienes han investigado por delitos como asaltos y venta de drogas, entre otros. Tampoco hay pruebas de peso contra ellos.
“Es evidente que estamos ante un ajuste de cuentas”, dijo en aquella ocasión Jorge Rojas Vargas, director del OIJ, quien el martes aseguró que “el caso sigue abierto”.
Ahora, la Fiscalía y el OIJ analizan ‘el camino recorrido’ para dar un nuevo impulso a las investigaciones. Esperan aprovechar los conocimientos del nuevo jefe del OIJ en Puntarenas, Manuel Cabezas, exjefe de la Sección de Homicidios, y uno de los agentes judiciales del país con más experiencia y trayectoria en el campo de los asesinatos.
El caso no presenta avances y, hasta la semana anterior, estaba prácticamente estancado.
Ahora, la Policía apuesta a la localización de siete testigos, cuyos testimonios son claves, según reconoció, ante consultas hechas por La Nación, Fernando Cubero, Fiscal Adjunto de Puntarenas.
“Es gente que ve el homicidio pero por alguna razón sigue su camino, no se detienen”, agregó.
Entre ellos hay una mujer, quien incluso fue localizada el día del crimen pero dio un nombre y una dirección falsas a la Policía.
Unos iban en sus autos, otros a pie, pero ninguno se detuvo para ver qué sucedía, o bien, ayudar a la víctima. Este aspecto, cree Cubero, sería la razón por la que no han querido hablar con el OIJ.
“Quizá pensaron que podían enfrentar alguna responsabilidad pero no es así, pueden buscarnos sin ningún temor”, añadió.
Aseguró que cuentan con diversas pruebas, de las que no quiso hablar, pero requieren de los testimonios para “terminar de armar el abanico...”..