Hoy se cumple un mes exacto desde el arranque del proyecto de colocación de tobilleras electrónicas en reos. Se empezó con ocho reclusos y en la actualidad ya hay 100 (11 son mujeres) con el beneficio.
Todos ellos son cuidados y vigilados las 24 horas del día por 16 policías penitenciarios, quienes están a cargo del centro de monitoreo, ubicado en San José centro.
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Los oficiales se dividen en tres turnos para poder cubrir todo el horario, según informó Manuel Delgado, coordinador de la Unidad de Seguimiento y Vigilancia Electrónica del Ministerio de Justicia.
Pero, ¿quiénes son esos reclusos? En un corte realizado al miércoles pasado (cuando había 86 reos con tobilleras), se determinó que 45 fueron condenados por robo agravado y 15, por venta de droga.
El resto recibió penas por contrabando, robo simple y soborno, entre otros.
Por otra parte, algunos de los reclusos con tobillera solo cumplen con medidas cautelares, pero no se obtuvo el detalle de cuántos eran.
De estos 86 convictos, la mayoría (50) tenía entre 18 y 30 años de edad. Pero también estaba registrada una persona adulta mayor de 71 años.
De acuerdo con archivos del Ministerio de Justicia, 42 de los beneficiarios viven en la provincia de San José; 19, en Heredia; 9, en Alajuela; 8, en Cartago; 3, en Guanacaste y Puntarenas; y 2, en Limón.
Dicha cartera también detalló de que, al pasado miércoles, siete convictos habían dañado “por accidente” el dispositivo.
¿Cómo es el monitoreo? Antes de explicar cómo funciona la vigilancia electrónica, Delgado hace una aclaración: si a un reo se le pone el dispositivo el lunes, el día en el que realmente comienza el monitoreo es el martes.
“La persona, cuando llega, le ponemos el aparato y lo enviamos a su casa. Tenemos una dirección de la casa del reo que no es exacta. Por eso, pedimos que se vayan a su vivienda, seguimos el trayecto y, cuando llega, hacemos el ingreso al sistema de su zona de inclusión”, detalló el funcionario.
Indicó que el juez debe estipular en la sentencia las horas en las que, por ejemplo, el recluso debe salir de su casa hacia el trabajo y viceversa.
“Si trabaja de 7 a. m. a 3 p. m., tomamos en cuenta el tiempo de desplazamiento. No somos tan estrictos con eso porque en Costa Rica hay muchas presas, entonces siempre ponemos unos 10 minutos más para evitar que le genere una alerta.
”La intención es ajustar el tiempo para que la persona no se sienta presionada y piense que irá presa por atrasarse”, manifestó.
En caso de que el reo se salga de su zona de inclusión, la Policía Penitenciaria activa el protocolo. Lo primero que se hace es mandar una alerta vibratoria a la persona. Si él continúa alejándose de su lugar permitido, lo llaman por teléfono.
“Nos tiene que dar un motivo. Nosotros podemos indicar que tuvo una salida de excepción; es decir, que tuvo que ir al hospital por una emergencia, por ejemplo”, mencionó.
Si el sujeto no responde las llamadas, los oficiales intentarán localizar por teléfono a sus parientes. Si no hay respuesta, alertan a la Fuerza Pública para que lo ubiquen. “Lo que hacen los policías es traerlos aquí (al edificio de Policía Penitenciaria). Se les llama la atención y los mandamos para la casa”, eseveró.
Además, levantan una nota que se incorpora al informe semestral que envían a los jueces.
“El juzgador será quien determine si es un incumplimiento grave que requiera revocar la medida o si le hace una amonestación”, agregó Delgado.
Por otra parte, si la persona deja descargar el dispositivo, los oficiales también le mandarán alertas vibratorias, tal como ocurre cuando se sale de su zona de inclusión.
“Los llamamos y, si nos contestan, les pedimos que lo carguen. Si no tenemos resultado, pedimos a Fuerza Pública ir a buscarlo y pedirle que conecte el aparato”, puntualizó.
El daño. Una situación similar ocurre cuando el reo se zafa el dispositivo. Cuando eso ocurre, el sistema genera una alerta.
Entonces, el oficial debe llamar a la Fuerza Pública y, en paralelo, se intenta comunicar con el reo. “En la experiencia que hemos tenido, no nos ha hecho falta llamarlos nosotros. Ellos mismos nos buscan para justificarse”, detalló el oficial.
Justicia manda de inmediato un informe al juez, quien debe determinar si se le coloca de nuevo la tobillera mientras se realiza una audiencia.
“En la mayoría de los casos, nos piden que les coloquemos otro dispositivo mientras se resuelve su situación”, apuntó.
El Poder Judicial resolvió que cuando ocurran este tipo de situaciones en horarios no hábiles, pasarán a manos de los juzgados penales, los cuales atienden en turno extraordinario. Así quedó definido en la circular número 43-2017, en la cual se establecen los lineamientos para estos procesos judiciales.
Colaboración. Lo anterior evidencia la coordinación que hay entre Justicia y Fuerza Pública.
Según Delgado, desde antes de poner en marcha este programa de vigilancia con tobillera, capacitaron a oficiales de Seguridad Pública para que sepan cómo reaccionar. Sin embargo, se dejó de lado a otros cuerpos policiales.
“Nosotros articulamos acciones con el Ministerio de Seguridad Pública porque son los que más se van a relacionar con los monitoreados y, hasta el momento, nos ha dado resultados”, concluyó el coordinador.
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Alertas a reos son enviadas manualmente
Si un reo se sale de su zona de inclusión, el sistema alertará al policía penitenciario que hace la vigilancia. Pero es el oficial quien decide si le manda o no la alerta vibratoria al recluso, porque dichas advertencias son enviadas de forma manual y no automática.
Manuel Delgado, coordinador de la Unidad de Seguimiento, precisó que tal practica para evitar que la persona se sienta “presionada”, en caso de que se salga unos metros de su zona permitida. “No somos tan estrictos en eso; lo somos cuando vemos que es una actitud persistente”, aclaró.
Eso explica por qué, cuando una periodista de La Nación realizó una prueba con la tobillera, el dispositivo vibró pocas veces, pese a sus constantes salidas de los sitios permitidos.
En realidad, durante las 92 horas del ejercicio, el dispositivo solo se activó un par de veces, el pasado jueves, cuando se visitó Escazú y La Sabana. “El sistema siempre genera la alerta de que el reo se salió y lo marca en rojo, pero el envío de la alerta depende del comportamiento que se vea”, insistió el funcionario.
En ese sentido, se le consultó a la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), empresa a la que se le adjudicó este proyecto, por qué la plataforma no generó alerta cuando la periodista estuvo en varios parques de Alajuela (zona muy alejada a lo permitido).
La respuesta fue: “A la hora de formar la agenda de la reportera se tuvo un malentendido y no se le puso restricción en ciertas horas”.
Comunicación. En el experimento realizado por La Nación, también se entendió que las vibraciones son siempre las mismas, ya sea para advertir al reo de que se salió de su zona, de que el dispositivo tiene batería baja o para notificarlo de alguna cita judicial.
Ante esto, Delgado explicó que así seguirá por el momento porque es la manera de comunicarse con el beneficiado. “No hemos usado alertas sonoras porque no dejan de tener su grado de estigmatización”. aseveró.
Señaló que cuando la vibración persiste por mucho tiempo se debe, generalmente, a que la batería está baja o a que no han podido localizar al reo.
“Si está en su zona de inclusión y solo necesitamos notificarle una cita judicial, le mandamos alertas para que se comunique con nosotros”, manifestó.
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Siete reos dañaron aparato por ‘accidente’
Un reo reportó haber dañado su tobillera electrónica cuando, “por accidente”, la golpeó contra la pila donde lava la ropa. Otro aseguró haber estropeado el aparato cuando lo pegó contra una piedra.
Estos son partes de las explicaciones dadas al Ministerio de Justicia por los siete reclusos que, durante este mes, han averiado el dispositivo de vigilancia que se les colocó.
Manuel Delgado, coordinador de la Unidad de Seguimiento, detalló que ninguno de ellos cortó la tira del dispositivo y que, al parecer, se trata de una situación fuera del control de los beneficiados.
Indistintamente de la justificación que dan, las autoridades penitenciarias envían un informe al juez para que este determine la situación jurídica del reo luego del hecho.
Según detalló Delgado, en todos los casos ya se fijó una audiencia para que el juzgador conozca y resuelva. Algunas están para estos días; otras, para inicios de abril.
Como aún falta tiempo para las audiencias, los jueces pidieron que a cuatro de los reclusos se les coloque temporalmente otra tobillera.
A los tres restantes, el juzgador ordenó que se le quitara del todo el aparato, comentó Delgado. “Como Unidad, no tenemos herramienta de control sobre esas personas y eso se le hace ver al juez”, señaló.
No obstante, el funcionario recordó que los reos que los portan pasaron una serie de filtros: no tener una condena mayor a seis años, ni haber cometido un delito relacionado con el crimen organizado o delitos sexuales contra menor y ser primarios.
Comportamiento. Durante este mes, las autoridades de Justicia han realizado un análisis que muestra cuándo y por qué los reos dañan el aparato.
El estudio revela que los siete casos registrados este mes han ocurrido en horas no hábiles; es decir, los fines de semana. De lunes a viernes no se han presentado ningún incidente.
¿Por qué? La ansiedad en las personas aumenta estos días porque, en su mayoría, deben quedarse en la casa.
“Es grave confinar a la gente en la vivienda. Aunque tengan permiso para trabajar o estudiar, esto pocas veces comprende los fines de semana y el nivel de estrés se incrementa mucho no solo en el reo, sino también en su familia. No deja de ser una carga”, puntualizó.
Por ello, los funcionarios de Justicia ofrecen, una vez al mes, atención psicológica a los beneficiados. Pero si requieren apoyo de emergencia, se les da.
“Hay muchos que nos llaman y nos dicen que están estresados y el psicólogo los atiende hasta en horas no hábiles. Se les dice que es pasajero, que es frustración y que hay que canalizarla para que no agrave su situación. Hay que lidiar con los pensamientos que se les vienen a la cabeza, porque ya ellos no tienen muros, ni policías que les impidan salir”, aseveró el coordinador de la Unidad de Seguimiento.
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‘Dispositivo no los convierte en el blanco de los policías’
Durante una prueba realizada con la tobillera electrónica, esta periodista fue seguida, el pasado miércoles 15 de marzo, por una pareja de policías municipales en Alajuela.
Nunca me interceptaron para consultar algo referente al aparato; solo me vigilaban donde fuera. Su actitud hizo que mi presencia resultara aún más notoria para los transeúntes y que estos me vieran con mayor temor.
Ante esa experiencia, Manuel Delgado, coordinador de la Unidad de Seguimiento y Monitoreo de Justicia, enfatizó: “La tobillera no los convierte (a los reclusos) en el blanco de ningún policía”.
Según dijo, para evitar esas situaciones, dieron capacitaciones a la Fuerza Pública para que sepan cómo reaccionar ante un reo con tobillera.
“Les hicimos ver que ellos (los reclusos) son ciudadanos normales con una condición jurídica particular, pero son ciudadanos normales. No porque andés con un dispositivo, te vas a convertir en la amenaza de la sociedad”, insistió.
Recordó que las personas que portan el dispositivo electrónico son previamente evaluadas por un juez, quien verifica que no tengan una condena mayor de seis años, que sean primarios y que no hayan cometido delitos graves.
No obstante, dicha capacitación solo fue brindada a Fuerza Pública, porque, según Delgado, son quienes tienen más contacto con los beneficiados. Es decir, quedaron excluidos otros cuerpos policiales, como la Policía Municipal.
“No se ha pensado abordar el tema con ellos. No se ve tan estratégico, pero es algo que iremos definiendo con el tiempo”, señaló el funcionario.
Actuación policial. Como parte del protocolo, Delgado comentó que se les enseña a los policías a que, si ven a un monitoreado, no lo persigan.
Ellos, añadió, deben esperar a que se les alerte de alguna situación anómala para poder tomar cartas en el asunto y abordarlo. Antes de eso, no se le deben acercar, al menos de que el beneficiado esté incurriendo en algún delito.
Como el dispositivo no genera ningún sonido cuando el reo sale de su zona permitida (solo vibra), los policías pueden preguntar si esa persona está en regla al llamar al 800-ENLACEM. Allí atienden las 24 horas del día.