La Fuerza Especial Operativa del Ministerio de Seguridad, creada en octubre de 2015, se ha apoderado en estos cuatro meses de 43 búnkeres en su lucha contra el narcomenudeo en zonas conflictivas de San José.
Este cuerpo policial está conformado por uno 500 oficiales del Grupo de Apoyo Operacional (GAO), Unidad de Intervención Policial (UIP), policías motorizados conocidos como los Linces, Unidad Canina y Policía de Fronteras.
Durante dos días, La Nación acompañó a esta unidad, que se caracteriza por ingresar fuertemente armada, con pasamontañas y cascos, a las partes más peligrosas de Desamparados, Alajuelita, Pavas, Hatillo y León XIII, en San José.
La Nación tuvo acceso a cuatro búnkeres, uno en Hatillo 6 y tres en Pavas, todos intervenidos en días anteriores por la Policía.
La faena de este grupo empieza a eso de las 2 p. m., cuando se reúnen con sus superiores para analizar información que tienen sobre los lugares.
Por ejemplo, hablan sobre detalles de algún vehículo o un sujeto que pretenden capturar, o alertas sobre amenazas que han recibido en esos días.
“No vamos a cometer abusos, pero, si empiezan a agredir, no lo vamos a permitir; nosotros somos la autoridad”, les dijo el capitán a cargo del operativo al finalizar la reunión.
Posteriormente, se dividen en grupos hasta de 50 oficiales y comienzan a salir hacia las comunidades asignadas.
Motocicletas que van abriendo paso ante las presas de las tarde, patrullas, perreras, microbuses son parte de la caravana que traslada a la Fuerza Especial.
En el caso de Hatillo, llegan a un lugar conocido como Las Gavetas, revisan unos tres búnkeres que tienen controlados, de los cuales en uno se encontraron pequeñas dosis de drogas.
En Pavas, inspeccionan los búnkeres ubicados en Villa Esperanza, Bribrí, entrada de Los Diablos, Rincón Grande, entre otros.
Negocio. Un búnker puede generar ganancias hasta de ¢3 millones por día en venta de drogas, aseguran los oficiales.
Dentro de esos recintos se observan colchones, encendedores, desechos de envolturas de drogas, ropa, zapatos y hasta arte: en uno de ellos había matas de marihuana dibujadas en el cielorraso.
Luego de las inspecciones, los agentes hacen retenes para revisar motociclistas o vehículos sospechosos que pasan por el sector.
Estas labores se están desarrollando todos los días desde el pasado 12 de octubre, según el director de la Fuerza Pública, Juan José Andrade.
“Donde entran las Fuerzas Especiales, no salen; nos quedamos en la comunidad, provocamos convivencia, empezamos a rescatar espacios donde se vendía droga para que la comunidad se apropie de ellos”, manifestó.
Andrade explicó que durante octubre y noviembre, se enfocaron en tomar el control en Desamparados y Alajuelita. Un mes después, fueron Pavas y Hatillo.
Asimismo, desde que empezó el 2016 han dado golpes en León XIII, en Tibás, y el Infiernillo, en Alajuela, agregó el jerarca.
Las Fuerza Especiales fueron anunciadas por los presidentes de los Supremos Poderes el 21 de octubre del 2015, como respuesta al incremento en la tasa de homicidios en el país, que alcanzó su cifra más alta de la historia con un total de 558 asesinatos.