Lo que parecía ser la simple construcción de una torre de 30 metros de altura a fin de colocar un radar en la Isla del Coco para combatir la delincuencia, se convirtió en todo un reto para autoridades y organizaciones involucradas.
El plan para instalar ese primer aparato, que forma parte de un ambicioso proyecto que procura instalar otros 16 en las costas del país, se viene desarrollando desde hace más de dos años.
La iniciativa pretende blindar el territorio nacional con equipos capaces de detectar barcos involucrados en pesca ilegal o transporte de drogas.
El radar en la Isla del Coco estaría funcionado en marzo próximo, pero múltiples inconvenientes trasladaron la fecha para finales de abril o inicios de mayo.
Así lo detalló Zdenka Piskulich, de Costa Rica por Siempre, organización que donará los radares. La meta que tienen es tener todos en funcionamiento en un plazo de cuatro años.
Protección. La idea de los radares surgió luego de varios sonados casos de pesca ilegal en las cercanías de la Isla del Coco, que se ubica en el Pacífico, a 560 kilómetros de Puntarenas.
Un informe del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) del Ministerio de Ambiente y Energía, reveló que entre el 2011 y el 2012 detectaron 17 pesqueros en el área protegida de la isla, que es de 12 millas náuticas alrededor. Empero, aunque se encontraron artefactos para la pesca no fue posible atraparlos en plena faena.
Marco Quesada, de Conservación Internacional, que también colabora en el proyecto, dijo que al inicio el objetivo fue la pesca ilegal, pero luego la iniciativa se enmarcó en un concepto más amplio de seguridad, pues las bandas diversifican las actividades ilícitas y al tiempo que están en pesca ilegal, trasiegan drogas o cambian combustible por drogas.
Tras lograr financiamiento y el apoyo del Minae y del Ministerio de Seguridad, se acordó instalar el radar en el cerro Presidio.
Dificultades. Piskulich explicó que fue ahí cuando empezaron las dificultades, pues en la isla no había energía suficiente para poner a funcionar el aparato. El problema se solucionará con la construcción de una planta hidroeléctrica que se llamará Olivier. El lunes pasado salió un ferry de Puntarenas con trabajadores y materiales para levantar la obra, que estaría terminada en unos nueve meses.
Pero, además se debe hacer un tendido de tubería para llevar los cables hasta el cerro donde estará instalado el radar.
“La logística es compleja. Solo hay un pequeño sendero para subir a pie los materiales. La torre hay que estabilizarla sobre buenos cimientos. El viento allá es muy fuerte y llueve mucho”, dijo.
Explicó que tendrán que instalar un muelle flotante para bajar los materiales.
Una vez colocado el radar, la señal irá al Servicio Nacional de Guardacostas (SNG) que deberá enviar patrulleras para detener los barcos.
“Seguridad se comprometió a poner una patrullera en la isla porque no tiene sentido el radar con una patrullera a 560 kilómetros de distancia”, concluyó Zdenka Piskulich.