Miguel Carmona Jiménez renunció este miércoles, de manera sorpresiva, a la presidencia de la Cruz Roja Costarricense, que tuvo el año anterior un déficit por ¢2.126 millones.
La noticia la confirmaron el gerente de entidad, Idalberto González Jiménez, y Mario Artavia Vargas, actual vicepresidente de la institución, y quien asumió de forma interina la presidencia.
Carmona, de 82 años, se inició en la institución en marzo de 1977, como secretario general. Tenía 35 años de fungir como jerarca (lo nombraron en marzo de 1980) y del actual periodo todavía le faltaba año y medio en el cargo.
Idalberto González dijo que Carmona justificó la renuncia en “asuntos personales”, sin brindar ninguna explicación.
El dirigente no estuvo presente en la conferencia donde se dio a conocer su dimisión. Tampoco se presentó este miércoles en las celebraciones del Día del Cruzrojista, actividad en la cual se quería resaltar la labor de sus 8.000 voluntarios y trabajadores remunerados.
Miguel Carmona tiene aproximadamente tres años de no aparecer en actividades públicas a las cuales acude la prensa. En los últimos meses delegó en el gerente González y en el vocero de prensa, Freddy Román Navarro, las posiciones de la Cruz Roja sobre diversos temas.
Sustituto. Mario Artavia Vargas dijo sentirse sorprendido por la dimisión de su compañero en la Directiva y agregó: “Como nuevo presidente, les garantizamos la continuidad de la institución (...). Vamos a seguir luchando por mejorar cada día y por ser más eficientes en la prestación de los servicios”.
Agregó que enviaron un mensaje a todos los colaboradores “recalcando que la Cruz Roja no está en quiebra. Se ha montado un plan remedial (...), la política no es despedir personal, estamos en un proceso de modernización, reubicando personal”.
González expresó que por eso solicitan a la Asamblea Legislativa la aprobación del expediente 19.234, actualmente en conocimiento de la Comisión Permanente de Hacendarios, el cual procura que se modifiquen varias leyes para que la Cruz Roja tenga más financiamiento.
“Ese proceso llevará tiempo. En tanto, pretendemos disminuir los gastos hasta donde se pueda, buscando eficiencia y tratando de no afectar el servicio”, manifestó González.
Mario Artavia, al ser consultado, alegó desconocer si la fiscalía general de la Cruz Roja sabe sobre algún proceso interno contra Miguel Carmona.
“Esos asuntos se tramitan de forma confidencial”, expresó.
Carmona debió afrontar fuertes quejas a su gestión, las cuales surgieron el año anterior.
Uno de los casos fue el haber pagado ¢22 millones durante el 2008 a una empresa para que construyera el edificio de la entidad en Parrita, pero la firma constructora desapareció.
También se le cuestionó el pago, al parecer elevado, del alquiler de GPS para los carros de la Cruz Roja.