Cerca de 70 personas afectadas por los altos oleajes, que inundaron sus casas la madrugada del viernes en Caldera, Esparza, se niegan a dejar sus hogares para trasladarse a un lugar más seguro.
El albergue habilitado en Villa Bonita de Caldera no fue utilizado por los afectados, ya que todos optaron por quedarse frente a sus casas para cuidar sus pertenencias.
El viernes en la madrugada las olas tomaron a las familias por sorpresa, y el tiempo era oro para sacar sus pertenencias. Sin embargo, algunos objetos como camas, colchones, refrigeradoras y muebles de madera quedaron entre la arena que llegaba casi al cielo raso.
La familia Chavarría Vargas, compuesta por 15 personas que viven en la localidad desde hace 50 años, se oponen a dejar el sitio, así lo confirmó Nuria Vargas quien se aferra a volver para reparar todos los daños y seguir en su hogar.
“Ya tengo 50 años o más de vivir aquí; para mí es muy difícil lo que está pasando al igual que tener que salir y dejar todo abandonado, mis hijos están conmigo y me ayudarán a renovar todo. Tengo fe que esto pasará y el mar nos dejara vivir tranquilos”, explicó Vargas, madre de la familia.
Olas de tres metros reventaban en la arena y en las piedras que están a la orilla de la ciclovía, provocando que la carretera principal quedara cubierta de arena y piedras.
“Es muy duro, nosotros hace dos años sacamos la arena a pura pala y carretillo, porque mi madre no quería irse de aquí. Este año nos vuelve a sorprender y nuevamente tuvimos pérdidas cuantiosas", expresó Luis Chavarría, al referirse a una emergencia similar que se vivió en el 2012 en esa zona del Pacífico Central.
Otra familia que durmió en la ciclovía bajo el frío y el sereno, fue la Morales Rosales quienes se la ingeniaron con toldos en un pequeño campo para acomodar sus pertenencias y pasar la noche a la intemperie.
“La casa está casi hasta el techo de agua y arena. Nosotros ocupamos una ayuda real porque nos prometen muchas cosas y no se cumple; ocupamos una casa digna”, comentó Mercedes Rosales.
Una retroexcavadora del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) se encargaba este sábado de remover los escombros de la carretera para no detener el tránsito, sin embargo las fuerte olas todavía llegan hasta las casas.
El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) les ayudó con víveres pero, según los afectados, no les solucionó nada ya que fueron granos y no tenían donde cocinarlos.
El fuerte oleaje se mantendrá presente mañana domingo y se estima que afectará de nuevo la zona de Caldera, ya que en los sectores como La Angostura y Puntarenas centro el oleaje es leve y no logra alcanzar ni un metro de altura ya que por encontrarse a lo interno del golfo de Nicoya, no reciben olas directas de mar abierto.