En medio de una sociedad que aún tiene tintes machistas, los hombres se sienten obligados a callar cuando alguien abusa sexualmente de ellos. Así lo sostienen varios psicólogos consultados por La Nación .
Eugenia Quesada, presidenta de la Fundación Instituto Apoyo al Hombre, dijo que cuando un hombre es violado y lo habla con la familia, no solo debe superar la dramática situación a la que lo sometieron, sino que también debe lidiar con comentarios que desvalorizan su virilidad.
“Dentro del círculo social, el hombre es el fuerte, el agresor, no la víctima. Por eso, tratan de reprimir ese sentimiento que les produce culpabilidad por no haber sido lo ‘suficientemente hombres’ como para impedir un abuso.
“Ellos sufren en silencio esa terrible agresión”, expresó.
Quesada contó que los 15 hombres que ha atendido en los últimos cinco años han acudido a ella por otras situaciones, principalmente por problemas con las pensiones alimentarias. Sin embargo, en el proceso, le cuentan, por encima, que fueron violados en el pasado.
“Me lo dicen como muy superficial. Eso está mal; se reprimen. Les pregunto por qué no habían dicho nada y me responden que no quieren ser vistos como gais”, explicó.
¿Por qué creer que una violación afecta la preferencia sexual de una persona? Para el experto Ruthman Moreira, no hay relación entre una situación y la otra. “La gente tiene que entender que ellos son víctimas; no buscaron eso por placer. Esto es un trauma que puede llevar a que los agredidos odien al género masculino”, aseguró Moreira.
En contra. Otro de las dificultades es que los hombres no pueden acudir a una institución especializada que los ayude psicológicamente luego de sufrir un ataque sexual. “Ellos no cuentan con alguien que sepa cómo ayudarlos de forma gratuita. Es una situación que está en las tinieblas. Es un tabú”, señaló Quesada.
Es por eso que tampoco hay campañas que le aseguren al hombre atacado que no es el único al que le ha pasado eso y que puede encontrar apoyo. “En la calle hay vallas publicitarias que piden paz para la mujer. Pero, ¿y ellos qué? ¿Son intocables? ¡No! Hay que dejar de creer eso y ponerse a trabajar”, concluyó.