Hulda Miranda P.
En 1980, con 31 años de edad, Francisco Mora Palma (hoy de 63 años) ingresó a trabajar en el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia como médico asistente general. Años más tarde, su carrera profesional lo llevó a ocupar la jefatura del área de Nefrología en ese mismo centro hospitalario, cargo en el que se desempeñaba el 18 de junio, cuando fue apresado por supuesto tráfico de órganos.
El inicio de su carrera fue unos años antes, cuando se incorporó al Colegio de Médicos y Cirujanos como especialista en Medicina Interna y Nefrología.
En 1976, Mora laboró en el Ministerio de Salud como médico director en el Centro de Salud de Ciudad Cortés y así cumplió con el requisito de servicio social, según informó la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Al año siguiente, el doctor realizó su residencia en el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología Raúl Blanco Cervantes.
En 1980, poco después de ingresar al Hospital Calderón Guardia, Mora obtuvo una beca.
En un video publicado en el sitio de Internet www.CostaRicaHospitals.com, el propio médico manifestó haber cursado parte de sus estudios en Inglaterra.
Previamente, según narró, fue a estudiar inglés a Escocia, donde conoció a quien luego se convirtió en su esposa.
En 1984, concluido ese periodo de estudios, el doctor Mora regresó al Hospital Calderón Guardia como médico asistente especialista, puesto en el que luego fue nombrado en propiedad.
21 años más tarde, el especialista fue nombrado jefe del Servicio de Nefrología del centro médico.
El jueves, autoridades de la CCSS comunicaron que no podrían referirse a la condición laboral del médico hasta el lunes, cuando se firmaría una documentación relacionada con el caso.
Más barato. En el video publicado en el sitio web, Mora Palma hizo alusión a las ventajas de realizarse un trasplante de riñón en Costa Rica. Entre ellas, el nefrólogo adujo que en Estados Unidos un trasplante tenía un costo de unos $250.000 y que en nuestro país era alrededor de la tercera parte.
Además, recomendó al Hospital La Católica, pues, según dijo: “es más barato y tiene un hotel en el que los pacientes pueden pasar la recuperación”.