Hoy se cumplen 17 días de su ausencia, pero nadie en su casa para de pensar en su sonrisa tímida y en sus ojos coquetos y serenos.
La desaparición de Yerelyn Guzmán Calvo, de casi seis años, es un enigma para la Policía.
Mientras el caso suma días, sus padres se encuentran destrozados por la angustia y el dolor, que se esparcen por todo el barrio San Martín, en Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia.
Hasta Mitzi, el gatito que siempre recibía las caricias de la niña, deambula triste por la vivienda.
Con su desaparición, la noche del viernes 11 de julio, Yerelyn se llevó la tranquilidad de todo un país que se pregunta dónde estará.
Llueven recuerdos. De piel morena, ojos cafés y pelo castaño hasta los hombros, le encantaba desfilar frente al espejo de su humilde casa con su carita y labios bien pintados con los cosméticos que le “robaba” a su mamá, Hellen Calvo.
“A veces ni se oía; estaba muy calladita y cuando la encontrábamos estaba toda pintada. Cogía las pinturas de la mamá y se pintaba bien... era una chiquilla muy linda”, dice su padre, Jorge Guzmán.
Aferrado a la idea de encontrar a su hija menor con vida, el hombre, de 30 años, reitera: “Es muy coqueta y así la voy a encontrar”.
Yerelyn jugaba de casita, con muñecas y le encantaban sus lápices de colores. Con sus hermanos, de 7 y 10 años, convertían en campo de juegos un predio aledaño que algunos vecinos usan para depositar muebles de desecho.
En medio de recuerdos, sus padres tienen presente que, este 15 de agosto, la niña cumplirá seis años.
A Guzmán se le humedecen los ojos cuando abre una gaveta y saca un dibujo. Fue un regalo que Yerelyn le dio en el Día del Padre, el pasado 15 de junio.
“Esto no lo voy a olvidar. Esto me lo dio mi hija. Ella lo hizo en el kínder” , contó al mostrar un papel con el dibujo de una casita y la firma “Yei”.
El papá de la chiquita la describe “muy calladita, contrario a los otros hermanitos que son más hablantines y obedientes... bueno, a veces la mamá le decía no, pero siempre lo hacía (...). También era chineada. Si la mamá le decía: ‘No se pone esos zapatos’, se ponía a llorar... y sí, era muy coqueta”.
La mamá, Hellen Calvo, de 28 años, resaltó que Yerelyn tiene una cicatriz en el labio inferior. Hace más de un año, la pequeña de la familia se golpeó “en el filo de una cama” y le quedó esa marca.
La niña también tiene una quemadura en un brazo debido a que uno de sus hermanos la tocó con un palo que estaban usando para revolver los frijoles que se cocinaban en una gran olla.
Fuera de casa. Yerelyn nunca salía sola del hogar, afirman sus padres.
Alguno de ellos la acompañaba cuando iba al kínder de la escuela Rubén Darío en Santa Rosa, a un kilómetro de distancia de la casa.
“Claro que la conozco. Ella estuvo el año pasado en transición o materno, y ahora, en kínder.
”Era muy calladita; uno podría decir que introvertida, tal vez con algunas dificultades en el lenguaje. Sí, me acuerdo que era muy comeloncilla”, expresó Ericka Wong Murillo, directora del centro educativo donde Yerelyn se preparaba con otros 110 niños.
Sin adiós. El 11 de julio, la niña caminó con un familiar los 100 metros que separan su vivienda de la pulpería El Rinconcito, donde el joven, de 23 años, le compró un confite.
Ese día, una perrita llamada Primavera los siguió, pues así quedó grabado en un video de seguridad de la empresa Rapipuertas, ubicada a 50 metros de la casa de la familia Guzmán Calvo.
La grabación muestra que eran las 6:20 p. m. de ese viernes. Desde entonces, Yerelyn no aparece.