Hace 17 meses, los 220 trabajadores chinos que arribaron a Costa Rica para construir la Escuela Nacional de Policía comenzaron una lucha contra el calor, la humedad y la lejanía de su familia para sacar adelante este ambicioso proyecto.
Aunque muchos de ellos están acostumbrados a desarrollar proyectos en naciones lejanas, les costó mucho adaptarse el clima de Pococí.
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Las lluvias, el bochorno y la humedad han sido parte de lo que han tenido que afrontar.
El horario es diurno y les permite descansar por las noches y el fin de semana, pero cuando el calor azota, las faenas les resultan agobiantes.
El ingeniero Ziwang Liang, casado y padre de dos hijos, afirmó que extraña a su familia. Su meta es regresar a China el próximo año para estar con ellos.
“Cuando me contrataron para venir a este país, no sabía nada de él. Me puse a investigar en Internet. Lo que leí era cierto; es un hermoso país lleno de gente agradable”, dijo.
Liang ha tenido la oportunidad de conocer playas y volcanes en sus días libres.
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También ha probado el gallopinto y le gustan otros platillos típicos de Costa Rica. Aún así, añora la comida china.
Yunhua Li, otro de los obreros, comentó que ha participado en muchos proyectos dentro y fuera de su nación. Dijo haber trabajado en Liberia (África), así como en Singapur y Argelia.
Este padre de dos hijos afirmó que le gustaría que su esposa viniera a visitarlo, pero aclaró no se puede porque ella es quien vela por el estudio de los muchachos y por su bienestar.
Para Wuhua Zhu, oriundo de la provincia de Quizhou, al sur de China, el clima de Limón y la geografía son muy parecidas a las de su lugar de residencia.
“Me siento como en casa. Al principio, no sabía nada de Costa Rica, pero al llegar aquí me encontré un lugar de paisajes verdes, con montañas y un clima parecido al de mi provincia”, contó.
Hace unos meses, regresó a China a pasar unas breves vacaciones con su familia.
Por su parte, el albañi Weigong Li aseguró que está acostumbrado al trabajo duro. “Al principio sentía muy caliente el clima, pero con el tiempo me fui acostumbrado”, afirmó.
Estar casi año y medio en nuestro país les ha permitido a todos conocer playas, volcanes y sitios de aguas termales.
Muchos han aprendido algo de español, tienen algunos amigos e incluso algunos dicen que les gusta la cerveza tica.