Tres casas sufrieron cuantiosos daños ayer, luego del paso de un tornado que duró, al menos, 10 minutos, según relatos de los afectados y de las autoridades locales.
La emergencia ocurrió alrededor de las 3:05 p. m., en la urbanización Loma y en barrio Tres Marías, situados 400 metros al oeste de la Iglesia católica de Aserrí.
El fenómeno afectó, de manera directa, la vivienda de Ana Rosa Vega Cortés, cuyo techo de perling y cinc quedó levantado, lo que provocó que el agua le destruyera parte de sus artículos y muebles.
“Estaba rezando la coronilla, a las 3 p. m., cuando escuché como una lluvia de granizo y luego el techo levantarse. Aunque intenté salir, no pude porque la puerta se trabó; pensé que se trataba de un terremoto”, aseguró aún asombrada Vega, quien alquila la casa.
La inquilina agregó que el único punto de la vivienda que no sufrió el desplome del techo fue el sitio en donde oraba sola.
Techo encima de carro. El tornado sorprendió también a la pintora Mariana Torres Wohl, quien trabajaba en su casa, cuando el techo del corredor cayó encima de un automóvil Toyota Tercel, el cual terminó con el parabrisas quebrado y otras abolladuras.
“Fue algo horrible lo que pasamos. El techo de un vecino cayó encima del mío. Es la primera vez que pasó por algo así y no se lo deseo a nadie. Uno no previene estas cosas. Lo que más deseaba era poner una bandera grande de Costa Rica en la entrada, pero se cayó”, dijo Torres.
El otro domicilio que resultó con daños fue el de Rosa Reyes Porras, quien permanecía dentro de su bazar, en la urbanización La Loma.
La comerciante aseguró que los principales daños ocasionados por la tempestad fueron en el cuarto de pilas, ya que las láminas de cinc volaron del lugar.
“El perro, el conejo y el perico se asustaron mucho. Tengo toda la vida de vivir acá y nunca habíamos visto algo similar. En un momento hubo mucho viento y basura por todo lado”, manifestó Reyes.
Las tres afectadas coincidieron en que la situación las sorprende en una difícil situación económica, ya que nadie guarda dinero para atender una eventualidad como la acontecida.