“A mí me han devuelto de tres trabajos porque empiezan a buscar y ven que mi hoja está manchada”.
Así lo recuerda una mujer de 27 años, quien prefiere que la llamen Rosa por protección.
Ella estuvo presa en la cárcel El Buen Pastor, en Desamparados, nueve meses por introducir droga en un penal.
En una entrevista con La Nación , manifestó lo difícil que ha sido reinsertarse a la sociedad después de dejar la prisión.
Rosa es parte de un grupo de 150 expresidiarias que salieron en noviembre de 2013 luego de una reforma al artículo 77 de la ley de psicotrópicos, la cual redujo de 20 a 8 años las penas por introducir droga en un centro penal.
“Cuesta salir adelante después de tener la hoja manchada; son muchas puertas las que se cierran”, expresó.
Actualmente, Rosa estudia en las noches para obtener el bachillerato. Su sueño es convertirse en una enfermera.
“Yo salí y prometí portarme bien, pero llega un momento de desesperación y uno no sabe qué hacer y lo peor es que esas puertas siempre están abiertas”, aseveró la madre de un niño de nueve años.
Esta mujer se gana actualmente la vida laborando en un restaurante, en donde no le han pedido su hoja de delincuencia.
Segunda oportunidad. Un caso similar es el de Priscila, de 29 años, quien también dejó la cárcel en noviembre de 2013, pero hasta la fecha no ha podido conseguir un empleo.
Al igual que Rosa, ella es madre soltera y vive en casa de sus padres junto a sus cuatro hijos.
También estudia por las noches para terminar el noveno año de colegio y también sueña con convertirse en una enfermera.
“Uno a veces como ser humano comete errores, pero tenemos derecho a una segunda oportunidad. Tengo muchas intenciones de salir adelante, pero la hoja de delincuencia no nos permite buscar trabajo honradamente; la sociedad lo marca a uno de por vida”, lamentó Priscila.
Ella aseguró que también ha sido rechazada de trabajos por su historial delictivo.
“Yo no quiero justificar lo que hice, pero estaba en una situación muy difícil. Yo, como mamá, en ese momento incurrí en ese error y accedí a llevar droga a un centro penal”, recordó sobre el delito que le costó purgar dos años de prisión.
Red de apoyo. Tanto Rosa como Priscila forman parte del programa de la Red Interinstitucional de la Defensa Pública, con el cual se les da un acompañamiento desde la cárcel para ayudarles a reinsertarse en la sociedad.
Marta Iris Muñoz, directora de la Defensa Pública, detalló que la iniciativa consiste en crear un plan integral con instituciones como el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) y el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), entre otras instituciones, para darles acompañamiento.
“Estamos hablando de evitar que esas mujeres vuelvan a cometer un hecho, que haya cero reincidencia y ellas puedan hacer un proyecto de vida”, dijo .
La Defensa Pública también trabajó en la iniciativa que pretende eliminar antecedentes de la hoja de delincuencia.
“El hecho de que la hoja esté manchada por 10 años como una pena perpetua hace que una persona con antecedentes no pueda trabajar”, agregó Muñoz.