El radiofísico Juan Cabezas Solera, de 68 años, fue condenado en el 2001 a seis años de prisión por 16 homicidios culposos al achacársele haber hecho mal los cálculos de calibración de la unidad Alcyon II con la que se sobreirradiaron 116 pacientes de cáncer entre agosto y setiembre de 1996.
Han pasado 18 años y Cabezas sigue alegando su inocencia con la tesis de que la máquina estaba en mal estado y que él solo siguió las especificaciones técnicas.
Usted ha señalado que en la calibración de la máquina, esta arrojó un número menor al que debía. ¿Por esto fue que se elevó la dosis de radiación?
No, se dio la misma dosis, pero la gente dice que si el rendimiento era menor, ¿cómo se va a sobreirradiar? Claro que sí porque si usted tiene un número de 200 y lo divide entre 50, son cuatro, pero si no eran 50, sino 80, no son cuatro sino 2,5. Esa diferencia que medía el equipo, luego de ser reparado y entregado por GE, se le estaba dando a los pacientes. Hubo porcentajes grandes y hasta más. Se hicieron las comprobaciones con los equipos que nosotros teníamos. Yo terminé las calibraciones y me fui de vacaciones. Posteriormente, después de unas semanas empiezan a verse cambios en los pacientes. El jefe también estaba de vacaciones. El par de compañeros que quedaron vieron cambios en los pacientes a los cinco o seis días. En radiación hay una técnica de NSP, con la que usted puede dar 1.000 centígrados en una semana aplicando 200 de lunes a viernes, pero también 800 centígrados entre lunes, miércoles y viernes, que son equivalentes a 1.000 porque son dosis más grandes en tiempos más cortos. Los pacientes presentaron comportamientos como estos; sin embargo, los radioterapeutas que estaban ahí siempre dijeron que se trataba de una reacción normal a la radiación.
Es decir, nadie detectó los síntomas que tenían los pacientes.
Cuando yo regresé de vacaciones, me contaron el asunto, hablé con el jefe de servicio y le dije que teníamos que parar porque había que volver a hacer la calibración de la máquina y al hacerlo de nuevo, encontré una diferencia muy grande de lo que encontré la primera vez a la segunda. Le dije al doctor que estábamos frente a un accidente radiológico. Los datos obtenidos son estos y los reales son estos, que es prácticamente lo que el perito Jorge Luis Morales dijo, que esto se debe a una serie de factores que se deben a la colocación de la fuente (de cobalto).
En el juicio donde a usted lo condenan, se demuestra que la máquina Alcyon II estaba bien y de esto hubo pruebas.
En el juicio penal, se dijo que la máquina estaba bien.
En esta demanda civil que presentaron 56 víctimas, ellos señalan pruebas de que la máquina estaba en mal estado.
Hay prueba de que estaba en pésimas condiciones.
¿Por qué usted se considera víctima del proceso?
La única víctima de todo este proceso fui yo. Desde un principio, tanto la Caja como la Fiscalía dijeron que fui yo. Tuve una mala defensa en el juicio, muy plegada a lo que la Fiscalía dijo y, además de eso, a las víctimas se les indemnizó; se les dieron todas las garantías que pidieron y yo cumplí una sentencia; la misma terminó en el 2009 y aquí estamos.