El ecologista Paul Watson, fundador de la organización Sea Sheperd, aseguró ayer, mediante las redes sociales Facebook y Twitter, que desembarcó en Estados Unidos para defenderse en una causa civil iniciada por los balleneros japoneses.
El arribo de Watson a EE. UU. ocurrió 15 meses después de que Japón emitiera una orden de extradición ante la Policía Internacional (Interpol).
El canadiense citó, además, que la alerta roja que mantenía Interpol- Costa Rica “se había caído” y que se dirigía hacia Seattle.
“Continuamos con nuestros esfuerzos para salvar los océanos, sin inmutarnos y sin temor”, agregó Watson, de 62 años.
Marisel Rodríguez, vocera del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), aseguró que están con los trámites necesarios de extradición para Costa Rica.
“Estamos realizando todas las diligencias necesarias para que se active la alerta roja y se le dé captura donde esté, así como darles aviso a todos los países otra vez. Había alerta roja hasta que fue capturado en Alemania”, aseguró Rodríguez.
Pasó sin problemas. Lamya Essemlali, directora de Sea Shepherd Francia, aseguró a la agencia de noticias AFP que Watson llegó el lunes pasado a Los Ángeles y que pasó por la aduana sin ser detenido.
Watson tiene previsto testificar, la próxima semana, en un juicio en Seattle, sobre las acciones de su organización en favor de la conservación marina en Antártida contra los balleneros japoneses.
El capitán del Ocean Warrior fue detenido el 13 de mayo del 2012, en el aeropuerto de Fráncfort (Alemania), por solicitud del Tribunal Penal de San José, para que afronte aquí un juicio por atacar la embarcación pesquera Varadero I, en el año 2002.
El ambientalista estuvo una semana en prisión, pero se le otorgó la libertad con arresto domiciliario, tras pagar 250.000 euros de fianza. Esa vez entregó su pasaporte, pues se le prohibió salir de Alemania. Empero, el canadiense escapó tras incumplir la medida de firmar dos veces en la Fiscalía.
Huyó de Alemania cuatro días después de confirmar que Japón solicitó su extradición.
Uno de los procesos que Watson tiene pendiente en Japón ocurrió en el 2011, cuando el barco ballenero japonés Shonan Maru II golpeó a uno de sus buques de $1,5 millones, el Ady Gil, y lo partió por la mitad, manifestó el ecologista durante una entrevista que sostuvo con este medio en enero.