29/11/2011.Hiora:10:45 a.m. Raquel Marinero esta detenida en la carcel de mujeres embarazadas(Antiguo Rositer Carballo) en la Uruca al ser capturada en el aeropuerto Santamaria en Octubre del ao pasado por intentar trasegar ovulos a Espaa. (CARLOS GONZALEZ CARBALLO)
Simular en su celda que tenía un fuerte sangrado, a los cinco meses de embarazo, permitió a la reclusa española Raquel Marinero (19 años) conocer el sexo de su bebé.
La joven extranjera inventó a las custodias penitenciarias del ámbito B4 de El Buen Pastor que estaba a punto de abortar. De esta manera, logró que la trasladaran al Hospital de la Mujer y le realizaran un ultrasonido, con el que supo que tendría una niña.
“Mi bebé se estaba chupando el dedo, se movía mucho, tenía formada la columna, costillas, corazón, los dedos de las manos y hasta la nariz. Se veía perfecto”, recordó.
Desde esa ocasión, Marinero asegura que no ha tenido un control prenatal. Ya tiene siete meses de embarazo y hace una semana fue trasladada al ámbito de Casa Cuna en la Escuela de Policía Penitenciaria, en La Uruca.
El Tribunal Penal de Alajuela la condenó el 4 de noviembre a cinco años y cuatro meses de prisión por tráfico internacional de drogas.
Desde el ámbito de Casa Cuna, Marinero aceptó entrevistarse ayer con
“Unos policías me preguntaron si me encontraba bien, les dije que había ingerido los óvulos y que estaba embarazada; me estaba muriendo. Ellos hicieron el papeleo y me llevaron al Hospital San Rafael... Llegué muy mal”, dijo.
La mujer, de ascendencia francesa, estuvo internada, en estado crítico, en ese centro médico durante 16 días. Marinero considera que allí vivió momentos “horribles”.
“Ponían en duda mi embarazo porque creían que eso lo decían todas las ‘burras’ del narco. Me tenían esposada de las dos manos a la baranda de la cama.
”Tuve crisis de taquicardia, los latidos llegaban a 176, sentía que el corazón se me iba a salir por la boca, esto me generaba mucha ansiedad. Los médicos no sabían cómo reaccionar”, expresó.
Llegó a ellos porque un amigo suyo en Madrid, al que conocía de hace un año, le ofreció 8.000 euros por trasegar la droga.
En ese país, estuvo durante un mes viviendo en tres hoteles distintos. La noche en que consumió la droga, según dijo, se miraba al espejo y se veía las pupilas pequeñas.
“Me sentía rara por dentro, empecé a marearme. Tenía achaques y mucha angustia. No pude dormir. Vomité cuatro óvulos. Tenía que estar a las 6 a. m. en el aeropuerto”, mencionó.
Un día después, Marinero partió con rumbo a España, haciendo escala en nuestro país, donde fue detenida. El total de óvulos los expulsó en dos semanas.
Durante ese tiempo, dos policías la cuidaban. Marinero comentó que, en una ocasión, escupió en la cara a una policía cuando esta la amenazó con decirle a la Fiscalía que deberían quitarle el bebé.
“Yo los insultaba. Ellos comían delante de mí, sabiendo que yo no podía comer. La policía me dijo que yo era una animal porque no tenía corazón para hacer lo que hice. Tuve una crisis de furia y me ponía a gritar. Ella no estaba para juzgarme”, relató.
Marinero es oriunda de Cartagena, en la Región de Murcia, España, donde dice que fue campeona de la carrera de atletismo San Silvestre en el 2005.
Un fuerte dolor de riñón la llevó al médico, y se enteró de que estaba embarazada; tenía tres meses. El padre está desaparecido.
Apenas cursó el noveno grado, pero se formó en una academia europea de estética, donde aprendió a cortar cabello, colocar extensiones y realizar masajes relajantes.
Un equipo técnico de El Buen Pastor le prometió que ella tendría un centro de belleza dentro de la cárcel para sus compañeras.
Su madre, Cristina, dueña de una crepería y de un bar en una playa de Cartagena, viajó desde España con su hijo Ian, de 17 años, para visitarla en El Buen Pastor.
“Le dije: ‘Mamá, perdóname’. Me vino a ver por cuatro días. Le conté que me estaban robando, que me amenazaban, pero soy una persona fuerte y no me rindo”, contó.
Asegura que saldrá de prisión cuando cumpla un tercio de la pena. Le puso el nombre Mía a su hija, pues no quiere que se la quiten.