Anton Zamora, de 31 años, se levantó este jueves con la esperanza de poder cerrar un ciclo que lo ha llenado de dolor durante casi cuatro años.
Tomó sus cosas y salió de su casa en Moravia, San José, para dirigirse al Tribunal Penal de Goicoechea.
Se suponía que ayer comenzaría el juicio en contra de un sujeto, de apellido Carmona, por haber asesinado al hermano de Zamora en medio de un asalto en el 2014. Se suponía que eso iba a suceder, pero la realidad fue otra.
Además de cientos de trámites paralizados, la huelga que mantienen los 13.000 funcionarios judiciales desde el miércoles 19 de julio ha provocado la suspensión de muchos juicios. El de Zamora es uno de esos.
Pese a que se ha consultado en varias ocasiones cuántos debates se han visto afectados por esta manifestación, la oficina de prensa del Poder Judicial indicó que es "imposible" conocer esa cifra, por el momento.
Ellos alegan que, como parte de la huelga, los sistemas no se han alimentado y por eso se dificulta saber el número de juicios suspendidos.
"Uno desea justicia y la huelga nos la niega. Hoy (ayer) era la primera audiencia; mañana (viernes) era la segunda.
"Llegaron los testigos, los compañeros y amigos de mi hermano. Llegó toda la gente involucrada, pero nos encontramos con el rótulo que está en todo lado y en el que dicen que están en huelga", lamentó Zamora.
Lo que más reprochó el afectado fue que el fiscal del caso ni siquiera salió para justificar la situación. "Nosotros nos enteramos de que estaba ahí y ni siquiera salió del Tribunal para atendernos, pese a que nosotros pedimos hablar con él".
De hecho, añadió, tanto él como su familia conocían del movimiento gremial, pero no sabían que afectaba los juicios.
"Quizás para ellos esto no es una emergencia, como el caso de los cuerpos de la Morgue (los funcionarios mantuvieron retenidos 39 cuerpos hasta por seis días). Pero aquí hay un tema humano que no les está importando", señaló.
Se alarga la espera. De las situaciones que más le preocupan a Zamora está que el juicio se reprograme para dentro de muchos meses.
"Sabemos que hay una presa impresionante y que el sistema judicial está saturado. Eso nos hace pensar en que pasarán meses y, cuidado, años, para realizarlo. Si tardamos casi cuatro años para llegar a juicio, no me quiero ni imaginar lo que vamos a durar en reprogramar".
En ese sentido, contó, durante este jueves llamaron al Tribunal en varias ocasiones y, cuando les contestaron, les indicaron que tenían que esperar.
"Nos dijeron que llamáramos la próxima semana a ver si levantaban la huelga. Ni siquiera muestran interés o preocupación por resolver estos temas, es como si no les importara nada", reprochó.
Y es que este juicio tiene dos significados para Zamora: el primero, hacer justicia; el segundo, tranquilidad para su familia.
"Han sido años de mucho desgaste. Primero porque hay que afrontar el dolor que implica perder a un familiar. Segundo, porque mi mamá, por ejemplo, piensa que él (sospechoso) llegue a la casa y le haga algo. No hay protección de nada y mucho menos tranquilidad, y saber que eso se va a alargar más... No es justo", apuntó.
Según dijo, toda esta situación los hace sentir indefensos. "Cuando me percaté de que no habría juicio, sentí una gran decepción del sistema judicial. Es un sentimiento de impotencia y de enojo, porque no es posible que una situación administrativa afecte a todo el mundo. No siento que estoy en la Costa Rica bella que uno creía", concluyó.