Mientras la mayoría de la población duerme, ellos se encuentran en alta mar realizando patrullajes para detectar embarcaciones con droga. Son los guardacostas, quienes a diario realizan patrullajes entre la medianoche y las 6 a. m. para vigilar las costas ticas.
Un equipo de La Nación acompañó a un grupo de guardacostas de Golfito en uno de esos recorridos por el Pacífico sur en horas de la noche.
Mar adentro, lo único que se observa es oscuridad, interrumpida por la luz que emite el radar con el que detectan lanchas sospechosas.
Luego de un par de horas en el océano, el radar muestra en su pantalla un punto sospechoso, al cual los oficiales se dirijan a toda velocidad.
Al llegar encuentran un barco pesquero y a sus cuatro tripulantes en la cubierta.
Los oficiales les informan que son de Guardacostas. Los hombres los reciben sin oponer resistencia y prometen cooperar con la inspección. Incluso, ofrecieron café a los oficiales, pero estos rechazan la invitación.
Ya en el navío, las autoridades revisan los documentos y los nombres de los ocupantes del barco, con ayuda de la base central. La intención es determinar si son buscados por la justicia.
Posteriormente, llevan a cabo una minuciosa inspección que se prolonga por hora y media.
Se revisa el cuarto de máquinas, el congelador, la popa y la proa. Desde esta última llegaba un olor a resina (utilizada comúnmente para pegar parches cuando se crea un compartimento), para luego encontrar un compartimento.
Al ser consultados sobre ese espacio, aseguraron que lo utilizan para guardar diésel.
La malicia de los guardacostas les hace creer que posiblemente pudieron haber transportado droga, por lo que el navío queda identificado para seguirle los pasos en otra ocasión.
Tan solo una noche antes, en una embarcación de nombre Karen, los guardacostas encontraron 400 kilos de cocaína ocultos en un espacio similar en la proa. Sin embargo, a esa lancha ya la habían revisado en dos ocasiones sin resultado positivo.
Los oficiales siguen con el recorrido por las cercanías de Pavones, Cabo Matapalo y Puerto Jiménez. En el recorrido revisaron otras dos pequeñas embarcaciones sin droga.
Ya para el amanecer vuelven a Golfito para desayunar y seguir en alerta hasta que se acabe el turno, al mediodía.