Israel Lázaro Abel, un extranjero deportado de Costa Rica en 1991 y condenado en Estados Unidos por traficar tres toneladas de cocaína, suplicó a la Corte del Distrito Sur de Florida que le diera permiso para regresar aquí.
El cubano nacionalizado estadounidense hizo la petición el 14 de octubre del 2010, cuando ya había cumplido la pena de 20 años de cárcel y estaba bajo “libertad supervisada” (libertad condicional), la cual debía durar tres años, según le ordenó el Tribunal.
En ese momento, Abel tenía dos años y cuatro meses bajo esa condición judicial.
De acuerdo con el registro de la Corte del Distrito Sur de Florida, el cual fue consultado en forma digital por La Nación , la defensa de Abel presentó una moción para la cancelación anticipada de su libertad supervisada o para que se le concediera un permiso para viajar.
Ernesto Medina, abogado del sentenciado, argumentó en ese momento: “Durante el tiempo que el acusado ha estado en prisión, en el correccional o en libertad supervisada, no ha cometido ninguna violación ni ha sido objeto de alguna acción disciplinaria”.
El abogado señaló que Abel tenía 68 años de edad y sufría de presión alta, por lo que tomaba medicamentos.
Pero, sobre todo, el solicitante apuntó que el convicto tenía un nieto de ocho años de edad que residía en Costa Rica y a quien no conocía, por lo que particularmente pedía el aval para visitarlo.
Pese a esos argumentos, que apelaban a razones humanitarias, seis días después el Tribunal denegó tanto la suspensión de la libertad condicional como el permiso para viajar. Para tomar la decisión, los jueces consideraron la posición del Gobierno de Estados Unidos, el cual señaló la gravedad de los hechos por los que Lázaro Abel fue condenado.
“Participó ampliamente en aspectos de distribución en un gran círculo de importación de cocaína (...) Abel recibió la mayor reducción posible de su condena”, enfatizó el Tribunal del Distrito al resolver la pretensión del acusado.
Segundo intento. Cuatro meses después de que le fuese rechazada su súplica, Lázaro Abel acudió otra vez a la Corte, en esta ocasión con su propia firma.
El 3 de febrero del 2011, el estadounidense envió un documento al Tribunal en el que expresó: “He completado una larga condena de 20 años sin ningún incidente. He estado en libertad por casi tres años también sin ningún incidente. Pedí permiso para viajar a ver a mi hijo y mi nieto durante las festividades en Costa Rica y fue denegado.
”Soy un ciudadano de Estados Unidos y debería tener derecho a ver a mi familia luego de pagar mi deuda a la sociedad con 20 años de mi vida (...) No he conocido a mi nieto y les estoy pidiendo su consideración”, clamó Abel.
Sin embargo, el 8 de febrero del 2011, el Tribunal le negó nuevamente esa posibilidad.
Lázaro Abel cumplió la totalidad de su pena en junio de ese año. El 30 de noviembre ingresó a Costa Rica. Desde entonces, ha registrado al menos seis entradas más, algunas tras haber salido el día anterior por la frontera sur.
Él vive en una finca en Paraíso de Cartago, según comprobó La Nación el martes pasado.
Libertad. La Embajada de Estados Unidos en Costa Rica confirmó que Lázaro Abel quedó en posibilidad de viajar tras cumplir toda su condena.
Ante consultas sobre la estadía de exconvictos en el país, la sede diplomática respondió: “La decisión de conceder o denegar la entrada a una persona es una decisión soberana del Gobierno involucrado”.