Las dificultades que han tenido algunos usuarios para acceder a sentencias que fueron dictadas solo de forma oral hicieron que la presidenta de la Sala Primera, Anabelle León, abogara ante sus compañeros magistrados porque todos los fallos tengan un respaldo escrito
Según León, el caso del 12 de diciembre del 2011, cuando una banda narcotraficante tuvo que escuchar su condena durante siete horas, muestra solo uno de los problemas que tiene el sistema con la oralidad, principio que se impulsa desde hace una década en el Poder Judicial con el fin de agilizar los procesos.
“Yo estoy de acuerdo en que haya un juicio oral, en que el juez tenga contacto con las partes. Solo discrepo en la sentencia. No importa si se quiere dar oral, pero que tenga un respaldo escrito”, manifestó la magistrada.
“Si ya hay brecha con la escritura y el lenguaje, que a veces el que usamos los jueces es complejo y difícil de entender, con la tecnología es mucho mayor”, detalló la jueza en relación con que el único respaldo de las sentencias orales es una grabación en un disco.
León dijo que, por ejemplo, con ese método se impide a quienes están recluidos en centros penitenciarios revisar con detalle su sentencia. Asimismo, indicó que los fallos no pueden ser remitidos a través de correo electrónico o fax a los usuarios.
También, apuntó a que el costo final es mayor, pues los abogados y los jueces de segunda instancia deben transcribir los fallos, con el propósito de revisarlos.
Esos y otros factores hicieron que la Corte retomara el año pasado algunas directrices del 2009, sobre cuándo los fallos no pueden ser dictados de forma oral.
Entre esos casos están los denominados de tramitación compleja por tener múltiples actores o hechos, como son los de crimen organizado.
Además, se ordenó a cada Sala identificar cuáles de sus áreas requieren sentencias escritas.