Cuatro sospechosos de conformar en Costa Rica una célula del cartel mexicano Caballeros Templarios, afrontarán un juicio a partir de hoy.
El debate se realizará en el Tribunal Penal de Alajuela por los delitos de tráfico internacional de drogas y legitimación de capitales.
Los imputados son dos mexicanos de apellidos Alvarado y Carrillo, y dos costarricenses de apellidos Chaves y Alvarado.
Otros dos sujetos que habían sido detenidos se sometieron a un proceso abreviado.
El grupo fue apresado el 28 de junio del 2013 durante unos allanamientos en Moravia y Desamparados (San José), El Coco y San Rafael de Poás (Alajuela), Guácimo (Limón) y Ciudad Cariari (Belén, Heredia).
De acuerdo con la Policía, esta célula traía cocaína al país, la ocultaba en furgones y la enviaba hacia Guatemala y posteriormente a los Estados Unidos.
Se les investigó luego de ocurrir los homicidios de la modelo Pamela Céspedes Segura y del exmilitar guatemalteco Sigifredo Fernández Sierra, cometidos el 8 de noviembre del 2012 en la ruta 27 entre San José y Caldera.
Supuestamente, Fernández era miembro de la célula, pero, debido a líos, ordenaron matarlo.
A la agrupación se le confiscaron $190.000, droga, autos de lujo y caballos de trote importados.
Alegato. Gerardo Huertas, abogado particular de un imputado, afirmó ayer que la acusación de la Fiscalía se basa en “intervenciones telefónicas ilegales”.
Añadió que dichas medidas se solicitaron en la causa por el doble homicidio y no por actividades de narcotráfico.
“La intervención de comunicaciones no es una carta blanca para violar la intimidad y escuchar todo, sino que busca delimitar las escuchas a conversaciones relacionadas exclusivamente con el objeto de la investigación”, dijo el abogado.
Huertas añadió que los descubrimientos que se hagan con las escuchas pueden usarse para iniciar nuevas pesquisas, pero no como pruebas directas.