Turrialba. Un falso abogado de apellido Bolaños fue detenido, este jueves, por la Fiscalía de Turrialba y agentes judiciales, como sospechoso de cometer estafas por ¢360 millones.
El arresto del individuo ocurrió a las 6 a. m., luego de que el OIJ allanó su casa, situada en barrio El Recreo de Turrialba.
Como parte de la investigación, también se revisó un bufete de abogados en el centro de Turrialba, propiedad de sus padres, confirmó el OIJ.
Entre lo decomisado figura prueba documental, una impresora, dos unidades centrales de procesamiento (CPU), una computadora portátil y celulares.
De acuerdo con la Fiscalía, entre los años 2013 y 2014, el sospechoso estableció en el centro de Turrialba, un sistema con el cual, al parecer, se dedicaba a a captar recursos financieros para aparentemente destinarlos en inversiones o créditos.
En dichos movimientos figuraba como intermediario y sin la autorización de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef). Además, pagaba altos intereses a los clientes, como resultado de las supuestas inversiones en hipotecas, dijo el Ministerio Público.
Según el OIJ, el sospechoso daba lo que correspondía a los intereses del 9% durante el primer mes, luego por varios meses pagaba el rédito; sin embargo ,llegaba el momento en que ya nos les entregaba nada, por lo que los afectados lo denunciaron.
Contra Bolaños hay 29 denuncias, aunque no se descarta que aumenten, luego de su aprehensión. Las pérdidas reportadas por las víctimas van desde los ¢100.000 hasta los ¢66 millones.
Firmaba pagarés. Lo que en un inicio parecía un negocio normal, con el paso de los días se convirtió en pesadilla para los ofendidos.
Priscilla Vargas, costurera del centro de Turrialba, manifestó haber perdido ¢3 millones.
“El (Bolaños) me pagaba un 9% de intereses, así esta en el pagaré. Cuando me dejó de pagar lo busqué y se escondía, quería saber por qué fallaba. Me confíe al ver que mucha gente le daba el dinero”, explicó Vargas.
El sujeto se ganó la confianza de las personas, por ser hijo de un exfuncionario judicial y una conocida abogada.
Rubén Alvarado, vecino del Cas de Turrialba, recordó que junto a su hijo le entregaron ¢38 millones, que debían de tener como respaldo 7 hipotecas.
“Iba a Turrialba y el hombre me enseñaba las propiedades. Lo raro es que nunca entrábamos. Luego íbamos a la oficina de los papás y ahí se pagaba el dinero a los beneficiarios”, dijo Alvarado.