La mayoría de los exfuncionarios reos pertenecían a la Fuerza Pública. ¿Son personas que no debieron pasar los filtros o la corrupción los alcanzó después?
Yo le atribuyo la situación precisamente a esa interacción tan amplia que tiene la Policía con la delincuencia y que, en muchas ocasiones, la ausencia de valores permite que sean tentados por la corrupción. En nuestro caso, hemos propiciado una campaña para fomentar valores dentro de la institución, porque un solo acto corrupto del policía más humilde pone en entredicho la credibilidad y gobernabilidad del país.
También hay otros condenados por homicidios...
Sí, a mí me correspondió, por ejemplo, en el 2009, procesar a oficiales por sicariato en Talamanca, donde sí había una participación en un grupo organizado. Pero, el otro gran número de ocasiones, es cuando el funcionario erróneamente cree que se encuentra al amparo de una causa de justificación; es decir, que puede ejercer actos de legítima defensa y en algunas ocasiones se equivoca y asesina.
¿Falta preparación en ese campo?
Es un error causal. Por ejemplo, yo creía que usted me iba a disparar y lo que tenía es un tarro... Las causas de justificación están especificadas en el ordenamiento penal, pero son efectivas cuando hay interpretación por parte de quien lo está viviendo.
También hay procesados por delitos sexuales, ¿esas conductas no tendrían que verse previamente en las pruebas psicológicas?
Lo digno de esto es observar cuánta gente es rechazada por esas pruebas. Identificar conductas desviadas en el ser humano, es una tarea sumamente complicada; no hay un examen psicológico o prueba psicométrica completamente impermeable.