“Lo que notamos es que el volcán (Poás) está en una etapa de inestabilidad. Hay variaciones y cambios en la actividad sísmica; no es homogéneo, sino que hay cambios con el transcurrir de las horas.
”Lo que esto indica es que la intensidad no bajará y que la posibilidad de nuevas erupciones es latente”.
De esa manera, Raúl Mora, vulcanólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó la situación del coloso, que despertó el miércoles con fuertes erupciones de ceniza y rocas.
Según explicó, este ciclo comenzó el 1.° de abril con el nacimiento de nuevas fumarolas y con el aumento en la temperatura de la laguna del volcán.
“Estaba en relativa calma, venía con bajas temperaturas en fumarolas y en el lago caliente. Pero, de un momento a otro, comenzó con esto. En cuestión de días, el volcán adquirió otro estado que no nos esperábamos”, agregó.
Mora detalló que un problema que han tenido es que, desde el viernes, hay poca visibilidad del cráter activo. “Es muy peligroso estar en el sector del mirador sin ver lo que pasa en el fondo. Uno escucha explosiones, pero no es buena idea pasar muchos minutos si no se ve”, explicó.
Lo preocupante de esto es que impide a los expertos conocer qué pasa en el cráter.
“Con la erupción que se dio el viernes, que fue la más grande, me interesa saber cómo está el fondo del cráter, quisiéramos saber si el lago existe, si se ha evaporado o si queda un poco; cómo está el domo. Tenemos muchas dudas porque no podemos ver qué está pasando ahí”, detalló .
Mora explicó que, hasta el momento, se trata de erupciones freáticas; es decir, se lanza ceniza y rocas antiguas, y no hay presencia de material fundido (lava).
“Sin embargo, que no salga lava no significa que no sea peligroso. La erupción del viernes puede ser freática, pero imagínese la energía que tenía para poder lanzar rocas de hasta 40 kilos a un kilómetro de distancia”, aclaró.
Además, lanzó bloques balísticos de hasta 30 centímetros, que cayeron hasta tres kilómetros lejos del cráter.
Justo por ello, insistió en que, por el momento, es peligroso abrir las puertas del Parque Nacional Volcán Poás. “No sabemos cómo se va a comportar”, concluyó.