Upala
Héiner Ordóñez Suazo, dueño del bar y restaurante Bajo Mundo, que está junto al río Zapote, en barrio Verdún, mantiene a sus empleados en labores de limpieza, luego de perder unos ¢38 millones en mobiliario y equipo por la avalancha que ocasionó el huracán Otto.
“Si la Municipalidad no lo busca a uno, yo tampoco voy a ir a hacer fila para que me digan si puedo o no puedo abrir. Vamos a volverlo a levantar”, dijo.
De momento, está con recursos de amigos que le han ayudado con las pérdidas, pero no ha recibido ninguna otra ayuda.
Los dueños de construcciones cercanas también están reparando sus casas, ya que no tienen otra opción.
Un vecino, que solo se identificó como de apellido Agüero, dueño de una casa grande en barrio Verdún, dijo que la reconstruirá, pero antes de invertir en las nuevas tapias, portones y puertas que destruyó el río, pide que limpien el cauce para evitar otras correntadas y así no invertir en vano.
Enfatizó que más allá de la idea de movilizar todo un pueblo que siempre ha crecido junto al río, varios lugareños coinciden en que buena parte de los dineros aportados por los ticos debe usarse en quitar los troncos, dragar el cauce y construir muros de protección.
“Es más barato hacer unos diques que movilizar a todo el pueblo”, acotó.
Otra observación de este vecino es que el río se ensanchó mucho, ya que no era ni la mitad de lo que es ahora y el caudal también aumentó.
Además de los postes y árboles caídos, así como cercas y sembradíos de tubérculos que arrasó el agua detrás del bar Bajo Mundo, había algunas señales caídas que advertían a los bañistas sobre el peligro por la profundidad del río.
Río de recreación
Jorge Roberto Araya, vecino de El Rosario, situado unos cuatro kilómetros al sur de Upala, rescató entre unos papeles arruinados por el agua que se metió a su casa, una foto vieja donde se ve a la gente bañándose en el río Zapote durante una Semana Santa.
Este tapicero de 67 años dijo que las familias llegaban a un playón y disfrutaban de las aguas.
Afirmó que con los cambios en el río, los vacacionistas posiblemente no volverán.
Ese día, después de que pasó el huracán entre 6 y 7 p. m., se vino la avalancha.
Afirma que él ha vivido varias “llenas”, pero nunca algo así.
El martes pasado, varios carros de chatarreros recogían en esa zona las cocinas, lavadoras, latas de cinc y refrigeradoras, entre otros. De igual modo, se ha incorporado a la zona maquinaria de 14 ayuntamientos que aportaron vagonetas, tráileres, motosierras y retroexcavadoras para la reapertura de caminos, limpieza de vías y recolección de escombros. Hay 131 operarios municipales que apoyan tales faenas.
Robert Sequeira, representante del Ministerio de Agricultura y Ganadería en el Comité de Emergencia de Upala, informó de que aún deben inspeccionar 676 fincas en ese cantón.
Agregó que hay zonas donde el pasto tiene 20 días de estar bajo el agua y, por eso, se coordina la asistencia con pacas de heno para ganaderos afectados. Colaboró Carlos Hernández