Osa.
La finca bananera Siglo XXI, en Palmar Sur de Osa, perdió siete hectáreas que estaban en producción y 50.000 racimos de banano a punto de ser cortados.
Por esas pérdidas, provocadas por las inundaciones que se dieron la semana pasada por la tormenta Nate, la empresa anunció la tarde de este miércoles el cese de 160 trabajadores, quienes, en su mayoría, también tienen que lidiar con la pérdida de sus bienes materiales. En total, la finca tenía 250 empleados.
Así lo confirmó el alcalde Alberto Cole ante una consulta de este medio. Él indicó que la compañía les presentó un informe donde explicaban la caótica situación que enfrentan.
Según contó Cole, las pérdidas económicas para la finca asciende a $1,3 millones. Específicamente, $1 millón se debe a los daños directos, mientras que los $300.000 restantes se requieren para habilitar la producción en "condiciones supuestamente adecuadas".
"Los racimos fueron tocados por agua de río y, según las exigencias del mercado internacional (se exportan a Estados Unidos y Europa), no se permite que sea comercializado así. Calculan, además, que tuvieron otros graves daños como, por ejemplo, la sedimentación de canales de riego", detalló el alcalde, quien adelantó que, si para el 15 de diciembre no se han limpiado, la empresa comunicó que cerraría.
De momento, agregó Cole, esta es la única empresa que ha anunciado despidos por la afectación de la tormenta Nate.
DRAMA EN EL PACÍFICO SUR: Vecina de Corredores: 'La inundación nos dejó aislados, sin agua, sin comida y sin trabajo'
En Osa, hay otras dos compañías: Pro y Palmatica. La primera tiene 400 hectáreas de platano, las cuales, al parecer, sufrieron daños; sin embargo, no han presentado ningún informe al municipio.
La segunda, tampoco ha reportado ninguna afectación.
Mientras tanto, agregó Cole, esperan el informe de Ministerio de Agricultura y Ganadería para poder cuantificar daños en esta área de la producción nacional.
¿Qué se puede hacer? El alcalde aseguró que estas noticias golpean fuerte a la comunidad que ya, de por sí, tiene altos índices de pobreza.
"Es algo muy doloroso. Es un tema social que desgarra a cualquiera, pero confiamos en que el Gobierno nos tire un salvavidas para resolver el problema por los próximos tres meses, tiempo que sería suficiente para que empresas puedan volver a levantarse", mencionó.
En ese sentido, Cole dijo que se buscará la manera de conseguir subsidios de desempleo, en el tanto la situación se normaliza. Generalmente, esas ayudas oscilan entre los ¢200.000 y ¢300.000 por mes, durante un trimestre.
"Eso es condenar a la gente a la pobreza, porque con ese dinero no se vive, pero son pequeños aportes que se pueden hacer por cada trabajador", aseveró.
Además, el alcalde aprovechó para pedir a las autoridades que se analice la posibilidad de que la empresa Pindeco pueda arrancar labores en Palmar Norte de Osa. Detalló que esa compañía adquirió 600 hectáreas, pero todavía no se han logrado obtener los permisos pertinentes por protestas de grupos ecologistas.
LEA: Comisión de Setena ordena paralizar proyecto piñero en Osa
"Si esa empresa abre puertas, daría empleo directo a 600 personas; empleo indirecto a 1.500. Sería una gran salvada en este momento. Siento que las autoridades deben tomar decisiones congruentes con las necesidades del pueblo y más porque no se está poniendo nada en riesgo", concluyó.
Sin reservas. El tema del ahorro no es algo usual ni en Finca 7 ni en Finca 8, en Palmar Sur de Osa, comunidades afectadísimas por la tormenta Nate. No porque no se desee sino porque es complicado para los habitantes guardar dinero de un salario que, afirmaron, no les alcanza para nada.
Antes de conocer sobre los despidos de la finca bananera Siglo XXI, Gerardo Pérez, vecino de Finca 7, aseguró que nadie tiene reserva alguna de dinero y que los mantiene muy preocupados lo que pasaría con el empleo.
"Nosotros tenemos muchas cosas que hacer, tenemos que limpiar las casas, tenemos que ver qué podemos rescatar, si es eso posible. Pero, antes que todo, lo que más queremos hacer es trabajar. Sino lo hacemos, ¿cómo nos levantamos?", cuestionó Pérez.
Por su parte, Minor Vargas, otro lugareño de Finca 7, detalló que tampoco tiene ni ¢1.000 en la bolsa y debe responder por dos hijos y su esposa. Lo peor: el trabaja para otra empresa, Palmatica, en Osa; sin embargo presume que perderá su puesto, porque no ha podido presentarse después de la emergencia.
"Mi medio de transporte era una moto, pero quedó enterrada en el lodo. Hasta hoy (jueves) logré sacarla, pero no funciona. Sin ella no puedo ir porque queda largo", explicó.
Todas esas situaciones provocan que los vecinos se endeuden, aseveró Ismael Villareal, vecino de Finca 8.
"Nosotros lo perdimos todo. Necesitamos dinero y no hemos podido trabajar. ¿Qué hacemos? Echarnos deudas encima para lograr salir un poco adelante, pero es una solución temporal, porque después todo se nos viene encima", concluyó.
Por ello, también se hacen valer de las ayudas que llegan. Según dijeron los vecinos de ambas comunidades, les han llegado a dar comida, agua y ropa en una menor cantidad.
No obstante, todos coincidieron en que el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) han tenido una presencia muy débil.
Vecino de Palmar Sur: 'Salario no nos permite ahorrar para hacer frente a inundaciones'
Durante los últimos meses, Ismael Villareal Sibaja había logrado ahorrar ¢40.000, pero, de ese dinero ya no queda absolutamente nada. Ni el rastro.
La inundación que arrasó el jueves pasado con la comunidad Finca 8 de Palmar Sur de Osa, Puntarenas, provocó que Villareal, de 21 años, tuviera que echar mano de ese dinero para poder comprar un poco de alimento para él y sus papás.
Toda esa zona en el Pacífico sur se vio bastante afectada por los efectos indirectos de la tormenta Nate. Ese fenómeno dejó más de 11.300 albergados y 12 personas fallecidas.
"Uno entiende que estas emergencias nos vuelcan económicamente. Es algo que uno no espera y tiene que hacerle frente. El asunto es que uno aquí no puede ahorrar para cuando venga una inundación; aquí uno gana y apenas le da para sobrevivir", mencionó Villareal.
El problema se agrava porque la finca bananera Siglo XXI (que le daba trabajo tanto a él como a las otras muchas familias que viven en esa comunidad) también quedó devastada por la inundación. Eso significa, en palabras de ellos: que están sin trabajo "de forma indefinida".
De hecho, este jueves cumplen una semana sin haber laborado, lo cual implica que dejan de recibir ese pago. Por siete días, usualmente ganan cerca de ¢80.000, comentó Villareal.
"Nosotros no sabemos cuándo regresamos al trabajo. Sólo nos dicen que será 'hasta nuevo aviso', pero eso nos preocupa. Ellos (jefes) dicen que no van a despedir a nadie, pero hay que ver qué pasa al final y si logran reestablecer la finca del todo", mencionó.