Curridabat
Las 21 familias que este viernes fueron desalojadas de sus viviendas en el caserío El Hueco, en Granadilla de Curridabat, retornaron la mañana de este sábado a sus casas.
La zozobra entre estas personas es común, por el temor de que aguaceros como los de ayer viernes los obliguen a salir de nuevo.
Socorristas del Cuerpo de Bomberos atendieron el viernes la emergencia, luego de que el cuarto de una habitación se desplomara en la entrada del precario, por cuyas calles corría el agua producto del paso de una onda tropical.
Las 99 personas, 39 niños y 60 adultos, fueron llevados al salón comunal de barrio Las Luisas, en Granadilla Norte de Curridabat, a unos dos kilómetros del sitio, donde pernoctaron.
A las 9 a. m. de este sábado, los miembros del Comité Municipal de Emergencias les informaron de que podían retornar a sus casas.
Sin embargo, al mediodía las primeras gotas de lluvia volveron a atemorizar a los vecinos.
Además, el agua que caía de algunos desagües de las casas que están en la parte superior del terreno, cerca de donde se desprendió un cuarto, les afectó la quebrada El Poró que se rebalsó y también les llegó a las casas del fondo.
Tanta lluvia tiene falseada parte del terreno, donde abundan las grietas, por lo que la casa que estaba en mayor riesgo fue removida.
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La mañana de este sábado personal de la Municipalidad de Curridabat retiró en camiones de carga, las latas y escombros que cayeron el viernes, los cuales fueron recogidos por una cuadrilla que llegó con palas a limpiar el acceso.
Adriana Calderón Morales, una de las vecinas que ingresaba al mediodía de este sábado al precario, llevó dos baldes de agua para empezar las labores de cocina y para bañar a los niños.
Con seis meses de embarazo, dijo que tuvo que salir con dos hijos de 13 y de 4 años debido a las fuertes lluvias.
En ese poblado otras dos mujeres embarazadas trabajan el oficios domésticos en otras viviendas, ya que en su mayoría son madres solteras.Elena Ramírez, otra de las afectadas, afirmó que hace cuatro años llegó a ese sitio procedente de Guararí de Heredia, porque es madre de dos niños y ya lo que se ganaba no le permitía pagar alquiler.
Al igual que ellas otros vecinos como Hilda Morales dice que no tienen otro lugar donde ir. Ella es la esposa de Adrián Calderón y viven hace más de 10 años en el sitio, con la mayoría de sus 10 hijos, uno de ellos padece de una discapacidad mental.
Esa familia tiene un gallinero y sembró unos rábanos, chayotes y hortalizas, pero las lluvias le dañaron el cultivo, cuyos productos comparte con los vecinos. Ayer en una buseta tenían la ropa lista para retirarse en caso de que el terreno sucumbiera.
Tomasa Martínez, quien vivía con otra familiar adulta y tres niños en la casa más cercana a la quebrada estaba con todo listo para irse donde unos familiares.
Aseguró que tenía cerca de dos años de vivir ahí y, al igual que el resto de vecinos, no había visto tanta afectación por las lluvias como este viernes.
Estado. De acuerdo con Wálter Fonseca, jefe de operaciones de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), esa entidad sacó ayer a las familias porque corrían riesgo y las lluvias que siguieron durante la noche podrían causar algún suceso.
La tarde de este sábado afirmó, vía telefónica que solo dos familias de las 21 que desalojaron el viernes no volvieron porque la perdieron.
A esas familias la CNE les gestionará un subsidio con el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para que por tres meses se les brinde dinero para un alquiler.Sobre el terreno falseado en que están las casas, Fonseca mencionó que se trata de terrenos tomados en precario, por lo que al ser áreas invadidas la Municipalidad y el Ministerio de Vivienda deben tomar medidas.
El alcalde de Curridabat, Édgar Mora, manifestó que se trata de terrenos en los que legalmente la municipalidad no puede intervenir, pues son de una familia de apellido Coto que los tuvo de una herencia y no han ordenado el desalojo.
Agregó que comprenden que las personas que viven ahí están en riesgo, pero por el bajo alquiler que ilegalmente otros les cobran, así como por la cercanía de escuelas, ebáis, paradas de buses y lugares de trabajo, se juegan el chance.
Mora comentó que lo único que pueden hacer es recoger basura y otros paliativos para que no sucedan cosas mayores.