Puntarenas. Un cortocircuito generó ayer un incendio, que consumió una bodega y afectó dos aulas, en las cuales recibían clases 100 niños del kínder de El Roble de Puntarenas.
La rápida decisión del personal escolar, que ordenó la evacuación de los menores, evitó que alguno resultara afectado por el humo, aunque después, cuando estaban en un lugar seguro, muchos lloraron al ver como salían columnas de humo negro que alcanzaron una gran altura.
Luis Salas, jefe de Operaciones del Cuerpo de Bomberos, resaltó la determinación de educadores y personal administrativo, pues afirmó que, además de salvar la vida de los niños, facilitó la acción para controlar las llamas.
Precisamente, el fuego comenzó a las 2:52 p. m. y fue apagado 16 minutos después (3:08 p. m.).
“En una situación como esta se envió a todo el equipo disponible. Fueron 16 bomberos y máquinas de las estaciones de El Roble y Puntarenas”, dijo Salas.
Origen. Los investigadores del Cuerpo de Bomberos, luego de las primeras pesquisas, encontraron que en la bodega, donde empezó el fuego, el plafón que sostiene el bombillo estaba en el suelo, mientras que los cables eléctricos se encontraban en mal estado.
“Los investigadores me dicen que posiblemente ese plafón hizo cortocircuito y cayó sobre unos papeles y luego las llamas se extendieron a las llantas”, manifestó Luis Salas.
Salas dijo que en esa bodega, que mide unos 13 metros cuadrados, se concentró el fuego, que luego pasó a través del cielorraso hacia las dos aulas del kínder y a una de la escuela.
Agregó que los daños en las aulas fueron menores y se deben al humo y al agua.
Yancy Enríquez, directora de la Escuela El Roble, manifestó que hoy y mañana viernes no habrá lecciones en el kínder, debido a que se realizarán reparaciones.
“Yo estaba en la dirección cuando una maestra me dijo: ‘Se quema el kínder’. De inmediato, evacuamos a los niños hacia una zona segura y luego procedimos a sacarlos de la institución. Gracias a Dios que los bomberos llegaron rápido y apagaron las llamas porque si no se queman más aulas” , dijo la directora del centro educativo.
Algunas madres, quienes caminaban hacia el centro educativo a recoger a sus hijos, se asustaron al ver el humo, por lo que muchas de ellas, cuando se encontraron con los menores en la plaza, comenzaron a llorar.
“Yo iba por mi hija, pero cuando vi el humo negro de largo, me desesperé y corrí para ver qué era lo que pasaba. Cuando llegué, mi hija estaba llorando y muy asustada. Pensé que le había pasado algo, pero, por dicha, no le pasó ningún daño; solo el susto”, contó Gabriela Solano.