Un barco camaronero se hundió, este martes, frente a playa Brasilito, en el distrito de Cabo Velas, Santa Cruz de Guanacaste, lugar al que llegó luego de chocar contra las rocas de un arrecife.
La tarde del domingo, el barco camaronero Azoriano, matrícula P-6553, navegaba cerca de las islas Catalinas en el Pacífico norte, cuando sufrió una ruptura del casco.
Los ocupantes lograron navegar hasta la playa frente a Brasilito, donde el lunes comenzó a hundirse y este martes la estructura se quebró y se hundió casi en su totalidad.
Se trata de una nave de 23 metros de eslora (largo) y casi siete de manga (ancho), con capacidad para almacenar 18.000 galones de diésel (56.000 litros).
Aunque aún no se ha determinado cuánto diésel se derramó, se presume que fue una cantidad grande ya que las labores de pesca tenían poco de haber comenzado cuando ocurrió la ruptura del casco.
El barco tenía la licencia de pesca y el certificado de navegabilidad al día.
El lunes los vecinos de Brasilito vieron como el combustible comenzó a derramarse y el olor se sentía en la playa, según denunció en redes sociales Marie-Cécile Béal, directora del Instituto de Oceanología de Costa Rica, una ONG privada.
Ella presentó un escrito a la oficina regional del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) alertando del hundimiento y pidiendo que se investigue por qué el barco estaba tan cerca de la costa en bahía Potrero y Brasilito.
La dirigente afirmó que este miércoles se unirán a las brigadas que intentarán sacar de la costa la mayoría de desechos del barco de madera.
El dueño del Azoriano es el empresario Gerardo Marín Rojas, de 63 años, quien llegó a la zona para tratar de recuperar los equipos del barco y ayudar en las labores de limpieza.
El barco, que usa redes de arrastre a ambos lados, llevaba como capitán a un hombre de apellido Baltodano. Como tripulantes iban cuatro pescadores de apellidos González, Gardela, Gómez y Borges, quienes salieron ilesos.
De acuerdo con Sully López, de la Capitanía de Puerto en playas de El Coco, la emergencia comenzó el domingo alrededor de las 7 p. m. y posteriormente el oleaje quebró el navío encallado.
Comentó que coordinaron, entre otros, con el Minae, la Municipalidad de Santa Cruz, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, así como vecinos y grupos privados, para limpiar la zona.
Mauricio Vargas, de Guardacostas, dijo que ya se tomaron muestras del agua para determinar el daño ambiental y adjuntarlo al informe que se presentará al Tribunal Ambiental, ente que determinará las responsabilidades por lo ocurrido.
Para él, pese a que fue algo de fuerza mayor, hay una afectación ambiental que tiene que remediarse y la idea es crear un precedente para futuras situaciones que se den.
De momento se desconocen las razones por las que la embarcación pegó con el arrecife. "No se si fue por inexperiencia de quien iba al mando o por otra razón", acotó.
Agregó que los análisis hechos por personal de la Universidad Nacional estarán listos en unos 15 días y con ellos se determinará el grado de afectación.
Vargas añadió que en un recorrido por la playa no se observaron peces muertos.