Los vecinos se convirtieron en los principales aliados de la Policía al denunciar de manera confidencial la existencia de lugares donde se vendía droga en los barrios.
Por la colaboración de esos informantes fue que se desarticularon, en los últimos seis años, a 171 narcofamilias.
Un informe de Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) reveló que el 95% de las denuncias provino de los vecinos. El documento resaltó que los datos eran verídicos sobre el lugar de venta y la identidad de los sospechosos.
Esas denuncias ingresaron por la línea confidencial 1176 y fueron investigadas tanto por la Policía de Control de Drogas (PCD) como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
“La gente honesta que denuncia son nuestros ojos en los barrios”, dijo el jefe de la Policía de Control de Drogas (PCD) (el nombre no se divulga por razones de seguridad).
El conocimiento sobre estas ventas de drogas quedó de manifiesto en la última encuesta que la empresa Unimer hizo para La Nación y que se divulgó en mayo.
En esa ocasión, ante la pregunta “¿Conoce usted de personas que se dediquen a vender drogas en su barrio?”, 4 de cada 10 ciudadanos contestó saber de traficantes que operan cerca de sus casas.
La certeza fue un poco mayor en las zona urbanas que en las rurales, con un 41% frente a un 36%, de acuerdo con el estudio.
Protección. La PCD informó de que la operación del sistema de denuncia confidencial funciona desde hace varios años y hasta la actualidad ninguno de los informantes ha sufrido la venganza de los imputados.
“Los denunciantes no deben temer. No se les solicita nombre ni ningún otro dato personal. En ocasiones se logra una empatía y nos reunimos con los informantes. Es un compromiso de confidencialidad y la Policía nunca utiliza en la acusación algo que pueda delatar a esas personas”, aseguró el jefe de la PCD.
Las autoridades lo que sí piden es que los datos que se suministren tengan direcciones correctas, pues en casos han descubierto que señalan el punto de distribución 50 metros al este y en realidad son 50 metros al oeste.
Diariamente el 1176 recibe unas 50 denuncias. Empero, la investigación de una narcofamilia lleva como mínimo tres meses.
“La gente sana de los barrios, esos que todos los días salen a trabajar, cuando se hace un operativo, llegan disimuladamente a agradecer porque detuvieron a los vendedores. Ellos ven que esos núcleos narcofamiliares hacen un gran problema a la comunidad”, manifestó Mauricio Boraschi, comisionado nacional antidrogas.