Un comando profesional de cuatro hombres armados y encapuchados secuestró y mantuvo en cautiverio, durante seis horas y media de la noche del lunes, a Olga Marta Coll Montero, quien fue liberada en la madrugada de ayer luego de que sus familiares pagaran ¢1,9 millones por su rescate.
La mujer, de 57 años y hermana del empresario Ramón Coll Montero --presidente de Canal 2 y propietario de la empresa Tikal Supermercados, entre otros negocios-- resultó ilesa en el incidente.
Pero los responsables del plagio continuaban en fuga hasta el cierre de edición de ayer, cuando las autoridades realizaban una intensa labor de inteligencia para identificarlos.
Con ese fin, Coll fue llevada en dos ocasiones --al medio día y en la noche-- a las oficinas del OIJ, donde rindió declaraciones ante los oficiales y observó las fotografías del archivo criminal.
Un equipo de La Nación visitó dos veces ayer su casa de habitación en Rohrmoser, pero allí se informó de que no daría declaraciones por el momento.
El secuestro se produjo en medio de una creciente ola delictiva que azota al país desde hace dos semanas y que se agudizó ayer con el homicidio a mano armada de Guillermo Murillo Arias, en la ciudad de Grecia.
Dinero por la vida
El plagio de Coll ocurrió a las 6:00 p.m del lunes, en las inmediaciones del Costa Rica Country Club, en San Rafael de Escazú, cuando la mujer se dirigía a un té en una casa cercana.
Según la versión que dio su hermano Ramón a La Nación, tres sujetos encapuchados que viajaban en un carro rojo la encañonaron mientras ella se bajaba de su automóvil, la obligaron a ponerse un pasamontañas y a sentarse en la parte trasera de su Mercedes Benz, donde permaneció durante seis horas y media. Un cuarto hombre continuó en el vehículo en que habían llegado.
Cerca de tres horas después, los sujetos le indicaron que llamara a su hermano desde un teléfono público y le comunicara que exigían el pago de ¢2 millones y la condición de no avisar a la policía a cambio de conservar su vida. El empresario acató las instrucciones de los plagiadores e inició la búsqueda del dinero entre sus allegados.
A esa llamada le sucedieron cinco más para negociar la entrega del dinero, la cual se efectuó en dos partes --una de ¢1,5 y otra de $2 mil (¢380 mil)-- y fue lanzada por Ramón Coll desde el puente que está sobre la carretera a Guápiles, entre la Bayer y la Mercedes Benz.
Media hora después de recibir el último paquete de efectivo, los secuestradores liberaron a Olga --a las 12:30-- de la noche en las inmediaciones de la escuela de Lomas del Río, en Pavas. Desde allí, ella se trasladó en su vehículo hasta la casa de su hermano, en barrio Los Yoses.
"Tenemos un secuestro"
La acción del OIJ en el plagio fue "casi nula", según afirmó ayer el jefe del Departamento de Investigaciones Criminales del OIJ, Gerardo Lázcarez. El funcionario indicó que se enteraron del hecho por la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), mediante una llamada telefónica efectuada a las 11:00 p.m.
Una fuente policial informó anoche de que la DIS fue alertada por un abogado de Ramón Coll a las 9:00 p.m. y que, a partir de esa hora, ese cuerpo policial se encargó de hacer los seguimientos durante las entregas de dinero.
"Alisten todo, tenemos un secuestro, fue la orden que di a los agentes, quienes, de inmediato, se agruparon para intervenir --relata Lázcarez--; sin embargo, para esa hora, los familiares ya habían hecho dos entregas de efectivo a los secuestradores."
Una fuente policial vinculada con el caso aseguró que la familia permitió la acción de la policía hasta horas avanzadas de la noche, pues temían por la vida de Olga, y ese enfrentamiento dificultó el operativo.
Lázcarez también aseguró que el grupo de plagiadores es profesional, pues solicitaron un monto bajo de dinero a cambio del rescate y eso les permitió operar rápidamente y reducir el margen de acción de la policía.
El OIJ tiene la sospecha de que los responsables de este plagio son los mismos que el sábado anterior asesinaron al empresario Rodrigo Mora Chacón, de 48 años de edad, en la urbanización Catalina, en Rohrmoser, Pavas.
En este hecho, ocurrido a las 3 a.m. del sábado, cuatro sujetos enmascarados, armados con pistolas calibre 22, abrieron fuego contra el empresario, cuando este, supuestamente, se opuso a que le robaran el Isuzu Tropper que pretendía aparcar en la cochera de su vivienda.
Lázcarez adelantó que el OIJ se está preparando para posibles acciones del mismo grupo delictivo que, según dijo, parece especializado en este tipo de extorsiones.
Una fuente policial aseguró a La Nación que el caso de Olga Coll no es el primero que se produce en nuestro país recientemente. Según su versión, ya han sucedido al menos dos incidentes de este tipo que se han manejado en privado por los familiares de las víctimas.
Mientras tanto, Gerardo Lázcarez adelantó que hoy se efectuarán varios operativos para tratar de dar con el paradero de los plagiadores.