Un largo episodio de celos tuvo como desenlace la muerte de Yinnette Tatiana Salas Molina, de 19 años, quien apareció con un balazo en el pecho, el lunes en la madrugada, en la casa de su novio en la calle El Curio, en San Antonio de Escazú.
Dos días antes del crimen, el sospechoso escribió: “... q increible cuando tu princesa decide ser de otro la perra q verguenza no cara de princesa mente de perra y al otro lo siento no es por pelear una puata varata solo es mi respeto...” (sic).
Así se expresó en su estado de la aplicación de mensajería WhatsApp, revelaron los familiares de la víctima. Uno de ellos, quien pidió proteger su identidad, reveló a La Nación que el novio de la víctima era muy dominante con ella. “Le decía cómo vestirse y si no contestaba el teléfono, se enojaba”, dijo.
Hasta ayer, el Organismo de Investigación Judicial informó de que el sujeto, de apellido Meneses (22 años), estaba en fuga.
Cuando los vecinos escucharon el disparo y se asomaron a la vivienda, él se había ido. Meneses vivía con su madre y hermanos.
Alexánder Jiménez, vecino de la calle El Curio, aseguró que al sospechoso le dicen Charlie El Guaco y es conocido por asaltar personas. De hecho, el OIJ comunicó que tiene antecedentes por robo agravado.
La Nación informó ayer de que en el 2014, siete mujeres fallecieron a causa de hombres con conducta posesiva (celos) y otras cinco por agresiones sexuales.
Historia. Yinnette se había ido de la casa de su madre, en Vista de Oro de Escazú, a los 18 años. Allí vivía con sus tres hermanos mayores, pero estuvo nueve meses con Charlie, en la misma casa donde la matarían después.
Su familia asegura que antes de haberse ido, la joven no iba a fiestas ni consumía licor. Con el noviazgo, ella se inició en las drogas, desde marihuana hasta crack . Adelgazó muchísimo y su comportamiento empeoró.
“En la familia, decidimos aceptarlos acá en la casa. Hubo psicólogos y gente que nos guió para ayudarlos a ambos. Recibieron tres meses de tratamiento en el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) y un programa de recuperación.
”Él después cometió sus faltas y se le echó. Hizo intentos de robarnos, se brincaba el portón para salir a altas horas de la noche. Ella siguió en rehabilitación.
”Mi hermana nos dijo que tenía miedo, que la ayudáramos y, por eso, decidimos internarla en un centro. Estuvo dos meses y medio y cuando le dieron de alta, se quedó con nosotros”, narró un pariente.
Desde abril del año pasado, Yinnette estaba “limpia”, según las pruebas de dopaje que controlaba la madre. De hecho, ahora era posible dialogar con la joven e incluso ayudaba en los quehaceres de la casa. Había cursado hasta noveno, pero no siguió.
Tras la recuperación, comenzó a practicar voleibol. Desde entonces, hubo un distanciamiento con el novio. La joven confesó a la familia que no quería seguir con la relación.
En los últimos meses, empezó a conocer otro amigo, quien la visitaba en la casa. Sin embargo, los parientes aseguran que Charlie la seguía llamando e, incluso, la esperaba al final de los entrenamientos para verla.
“Ella decía que no quería nada con él, pero sabíamos que él seguía insistiendo y aparecía en un momento y en otro”, contaron.
El viernes, Yinnette pidió permiso para ir a dormir donde una amiga en Desamparados. La familia se comunicó con los padres de la última y le dieron permiso.
No obstante, no saben por qué el sábado llegó a la casa del sospechoso. La familia también recordó que Charlie siempre andaba armado.