Guácimo y Siquirres. El dueño de una cantina en Bosque de Guácimo, en Limón, fue asesinado de un balazo de escopeta cuando trató de evitar que cuatro sujetos asaltaran su negocio este lunes a las 12:25 a. m.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) identificó al fallecido como Carlos Luis Vargas Roldán, de 58 años, propietario del bar Centro de Amigos.
De acuerdo con el informe oficial, cuatro asaltantes con los rostros cubiertos con pasamontañas ingresaron al local portando escopetas y armas cortas cuando dentro había unos diez clientes.
Testigos dijeron a la Policía que, al ver a los malhechores, Vargas salió por una puerta que comunica la cantina con su vivienda, de donde regresó con un cuchillo. Sin embargo, uno de los sospechosos lo miró y le disparó con la escopeta.
El cuerpo, que quedó dentro de la casa, presentaba al menos 10 impactos de bala: unas en el pecho y otras en el brazo, pero todas al costado izquierdo.
Al parecer, los ladrones se asustaron luego de los disparos y huyeron del lugar, aunque poco antes habían despojado de sus bienes a algunos clientes.
La Policía Judicial confirmó que hace dos semanas desconocidos habían asaltando ese mismo negocio, del cual sustrajeron poco más de ¢200.000.
Familiares de Vargas dijeron que, a causa de ese primer atraco, el ahora fallecido había decidido dar en alquiler el negocio, que permanecería abierto solo por esta semana.
Otro caso. El domingo a las 8 p. m., en el poblado Madre de Dios, en Pacuarito de Siquirres, fue ejecutado el chancero Carlos Orlando Penat Penat, de 64 años, cuando se dirigía en carro hacia su casa.
La Policía Judicial detalló que los responsables del homicidio habían colocado unos troncos para bloquear el paso en la carretera. Al verlos, Penat se bajó de su vehículo para moverlos, momento en que los delincuentes aparecieron y, por razones que aún se ignoran, le dispararon tres veces.
La víctima presentaba tres heridas, unas de ellas en el hombro ro derecho, precisó el OIJ.
También los parabrisas delantero y trasero del vehículo mostraban orificios de bala.
Las autoridades desconocían el monto total de lo sustraído por los homicidas.
Aunque la Fuerza Pública hizo un rastreo por la zona, no encontró rastros de los sospechosos del crimen.
En ocasiones, Penat laboraba también como taxista informal.
El sitio donde ocurrió el asesinato es muy solitario; además, a ambos lados de la calle hay varios lotes baldíos, con charrales.