“Una llamada de un número privado me entró al celular el 25 de junio. Era tarde. Yo respondí y una voz de hombre me dijo: ‘Somos el Cartel del Sur y nos tiene que pagar ¢3 millones; si no, lo vamos a matar’. Me dijeron que esa plata era para financiar la guerra entre pandillas de narcotráfico de la zona.
”Cuando escuché eso, me enojé tanto que les dije que yo no iba a pagar nada. Nunca llegamos al tema de cuándo tenía que pagarlo, porque les tiré el teléfono. Estaban locos, jamás les voy a pagar”.
Ese es el relato de uno de los comerciantes de barrio Cuba, en San José, quien fue extorsionado por una banda. El vendedor de repuestos, quien pidió proteger su identidad, denunció la situación ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el 29 de junio.
Al igual que él, otros tres dueños de negocios de esa comunidad denunciaron que un grupo de jóvenes, con edades entre 14 y 20 años, les exige un pago desde los ¢50.000 hasta los ¢3 millones a cambio de no asesinarlos.
La Policía Judicial no descarta más extorsionados por ese grupo e incluso que algunas víctimas hayan hecho los pagos; sin embargo, señaló que muchos no los delatan por temor.
Según la Fiscalía de San José, esta no es la única comunidad donde se han dado estas amenazas. De hecho, las autoridades detuvieron, este jueves, a tres sujetos, quienes, al parecer, cobraban hasta ¢5 millones a comerciantes de Linda Vista de Desamparados para permitirles mantener sus negocios.
El Ministerio Público dijo que si los vendedores rehusaban, los amenazaban de muerte. Los apresados son de apellidos Núñez, Cerdas y Godínez.
En esta zona no fue posible hablar con las víctimas.
Dispararon contra el local. El vendedor de repuestos narró que dos días después de aquella llamada, ingresó otra de un número privado. Esta vez, le advirtieron: “Tenga cuidado, porque lo vamos a matar”.
Tres días después, cerca de la 1 a. m., dos sujetos en una motocicleta dispararon contra el local, donde también vive el afectado.
“Ellos balearon en cuatro ocasiones la cortina metálica que tengo. Yo me levanté asustado, sobre todo porque en ese momento, una hija mía, de 16 años, vivía conmigo. Ya mandé a mi hija para otro lado, muy lejos de aquí. Ella no puede estar aquí con este peligro inminente”, detalló.
La última vez que habló por teléfono con los maleantes fue el sábado 4 de julio. “No sé si me han vuelto a llamar; la verdad, es que ya no respondo números privados, prefiero evitarlos”, dijo.
Este comerciante lleva nueve años de tener el negocio en barrio Cuba y, según dijo, es la primera vez que ocurre esto.
“Dé plata”. Otro de los afectados es el propietario de una distribuidora en ese mismo barrio, cuya identidad y detalles del negocio también se protegerán.
Según la denuncia que interpuso el lunes 6 de julio ante el OIJ, él estaba solo en el negocio, el 1.° de julio al mediodía, cuando dos sujetos, de entre 18 y 20 años, entraron para exigirle el pago de ¢50.000.
“Los muchachillos vinieron sin cubrirse la cara. Yo me extrañé cuando los vi entrar y les dije: ‘¿Qué pasó?’ Me dijeron que iban a cobrar ¢50.000 y les dije que si estaban locos, me enojé y se fueron”, recordó. “No es justo que uno esté trabajando, que uno esté pensando en otras cosas y que venga este par de carajillos a decirle eso a uno”, expresó.
El comerciante aseguró que después de ese día, los extorsionadores no se han vuelto a comunicar con él. “Aun así, es mejor comunicarlo a las autoridades, uno nunca sabe cuándo entra uno de esos y me mata”, comentó.
La delegación de la Fuerza Pública de la zona informó de que conocen de esta agrupación delictiva, pero se les dificulta tomar acciones porque los vecinos no denuncian formalmente.
Para prevenir una situación lamentable, la Policía aumentó la vigilancia en la jurisdicción.
“El OIJ solo nos dijo que agarráramos nuestras cosas y nos fuéramos, pero eso no es posible. Si nos vamos, nos quedamos sin comer.
”Lo bueno es que pasan muchas patrullas y eso los ahuyenta (a los delincuentes). Lo que nos da miedo es lo que pueda pasar cuando dejen de pasar los policías”, finalizó el afectado .