Un grupo de delincuentes armados chocaba vehículos en la carretera de Circunvalación (en San José) para luego robarlos.
Al parecer, tras las colisiones, los sujetos se llevaban a los dueños de los autos a una vivienda situada en Alajuelita, donde los esposaban de pies y manos, los torturaban y amenazaban con matar a sus familiares si denunciaban el robo.
Posteriormente, los delincuentes dejaban a los ofendidos en alguna calle de Escazú.
Esta agrupación es vinculada con al menos seis bajonazos, aunque las autoridades sospechan que cometieron más. Durante la pesquisa, los agentes judiciales lograron recuperar cinco de esos autos.
Por estos hechos, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fiscalía Adjunta contra la Delincuencia Organizada detuvieron, este jueves, a cuatro sospechosos.
Los apresados son de apellidos Bonilla, de 26 años; Brenes, de 34; Mora, de 28, y Vargas, de 21. Ellos fueron capturados durante allanamientos en Goicoechea, Desamparados, Curridabat, Hatillo y Alajuelita.
Estos individuos tienen antecedentes por robos, conducción temeraria y narcotráfico.
La Policía Judicial dio a conocer que, días atrás, se apresó a otros dos sujetos, de 22 y 23 años, quienes están vinculados a esta misma banda y actualmente cumplen prisión preventiva.
En los allanamientos de ayer, el OIJ se incautó de un vehículo, ropa de los sospechosos, teléfonos celulares y billeteras.
La Fiscalía indagaría a los detenidos para, posteriormente, solicitar prisión preventiva.
Método. De acuerdo con la investigación realizada por la Policía Judicial, este grupo robacarros atacaba pasadas las 7 p. m.
Los delitos que se les atribuyen sucedieron entre febrero y mayo de este año, en Alajuelita, Hatillo y Sabana.
Celso Gamboa, subjefe del Ministerio Público, explicó que los delincuentes se enfocaban en personas que viajaban solas. Solo en uno de los casos agredieron a una pareja.
Aparentemente, uno de los maleantes conducía y adrede causaba la colisión. Otro compañero se bajaba y amenazaba con arma de fuego a las víctimas. Posteriormente, las obligaban a subir a alguno de los vehículos y los llevaban hasta la vivienda en Alajuelita.
Ahí los apresaban con esposas de plástico, los golpeaban y les advertían de que dañarían a sus familias si se daban las denuncias.
Gamboa detalló que a los miembros del grupo se les imputan delitos de robo agravado, privación de libertad y amenazas.
El fiscal añadió que, al parecer, los carros robados eran desarmados y las piezas eran vendidas, por lo que aprovechó para pedir a la ciudadanía que se abstenga de comprar repuestos que sean de dudosa procedencia.
También instó a las víctimas de este tipo de hecho y que no se han atrevido a denunciar, a que se acerquen a las autoridades.