Un empresario identificado como Mauricio Arroyo Valverde y su presunto cómplice, Luis Paulino Artavia, cayeron antenoche en poder del OIJ, minutos después de que, al parecer, cobraron una recompensa por un carro reportado como robado.
Los dos fueron aprehendidos cuando viajaban en un automóvil Nissan Sentra 1987 por las inmediaciones de La Lima de Cartago y se dirigían hacia San José.
Según la información policial, Arroyo es el dueño de un reconocido centro nocturno en la capital, el cual era constantemente vigilado por la policía.
Al parecer, la policía judicial de Cartago le venía siguiendo los pasos desde hace varios meses pero, por diversas circunstancias, se les había escapado de las manos.
De acuerdo con la información policial, Arroyo es el presunto líder de un grupo de robocarros, que tiene su sede en el cantón de Moravia, pero actúa en diferentes partes del país.
Recompensa y trampa
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) reveló ayer que hace 15 días un empresario josefino de apellido Ledezma reportó la desaparición de un pick-up Isuzu, modelo 1990.
Al paracer, con el afán de encontrar su vehículo, el propio afectado empezó a realizar consultas entre varias personas residentes en barrios bajos de la capital hasta que lo contactaron con Arroyo Valverde.
Según las pesquisas, Arroyo le informó a Ledezma de que tenía conocimiento del paradero del vehículo y le pidió supuestamente ¢200.000 por su devolución.
Presuntamente Ledezma aceptó el trató, pero antes de pagar, alertó a la policía por lo que se planeó un operativo para capturar al sospechoso.
El viernes pasado, a las 10 p.m., varios oficiales del OIJ de Cartago se apostaron en diferentes puntos de la plazoleta de la Basílica de los Angeles a la espera del encuentro entre Ledezma y Arroyo.
Este último se presentó al sitio en un Nissan Sentra 1987 con Luis Paulino Artavia; ambos se dirigieron hacia donde estaba Ledezma quien portaba los ¢200.000.
La policía dejó que el pago se concretara y luego empezó a seguir a los dos sospechosos hasta que los capturó cuando salían de la Vieja Metrópoli rumbo a San José. El caso quedó en manos del Juzgado Primero de Instrucción de Cartago.