Pocos minutos antes de morir asesinado, el gerente de la agencia del Banco de Costa Rica situada en el barrio González Lahmann de San José, Carlos Alberto Vargas Hernández, suplicó a sus asesinos que no lo mataran ni le hicieran daño a su hijos y a su esposa.
Ayer, el Juzgado Cuarto de Instrucción de San José procesó por tres homicidios calificados, un hurto agravado y dos privaciones agravadas de libertad a Alexánder Vargas Rojas y Olman Salas Villegas, presos e incomunicados en celdas del OIJ.
El relato de cómo murieron estas tres personas, entre el miércoles y el jueves de la semana pasada en su propia casa situada en Llorente de Tibás, aparece en las declaraciones que dieron los menores a fuentes policiales a las cuales tuvo acceso La Nación.
Este es un extracto de lo declarado por Pablo Vargas Quirós, de 12 años de edad, que es una pieza clave en el proceso judicial que se le sigue a los dos imputados.
Vestidos de corbata
"El día de ayer, al ser aproximadamente las 8:30 de la noche yo estaba en mi casa con mi hermano Esteban y mi hermanito Carlos José, así como con mi mamá. A esa hora llegaron dos señores, tocaron a la puerta, Esteban les abrió. Eran dos personas. Yo no los conocía. Uno era alto, morenillo, y con pelo negro, delgado, se peinaba para atrás, vestía un jeans morado, una jacket negra y una camiseta de manga corta.
El otro era un poco más bajo, blanco, pelo castaño, corto lacio, vestía un pantalón café, oscuro, una camisa blanca de manga larga y corbata. El sujeto blanco andaba una maleta blanca, digo ejecutiva color vino.
Preguntaron por mi papá. Mi hermano Esteban dijo: "Mami, aquí unos sujetos buscan a papi", mi mamá estaba hablando con mi tía Jenny. Mi mamá colgó el teléfono y dijo "¡Qué se les ofrece! Los señores preguntaron dónde estaba mi papá porque andaba un señor muy bravo buscándolo.
Mi mamá les dijo que mi papá no estaba porque andaba haciendo un examen en la universidad, les indicó que entraran y que los esperara en la sala.
Mi mamá a estas personas no las conocía, pero las dejó entrar en la sala en donde se sentaron en el sillón de la casa.
Familia encañonada
El blanco agarró a mi mamá del cuello y la tiró al piso y la apuntó con la pistola. Yo estaba con Esteban viendo tele en la sala. El moreno nos dijo que nos tiráramos al suelo. El moreno sacó una cinta ancha y se la dio al blanco. Esta cinta la sacó de la valija que portaba. El blanco nos agarró a mí y a mi hermano para que no gritáramos, después este sujeto blanco sacó una cuerda, y nos amarró con los brazos para atrás. Agarró la cinta y nos envolvió los pies.
Mientras todo esto pasaba, el moreno seguía apuntando a mi mamá con la pistola. Después los dos sujetos agarran a mi mamá y le pusieron tape en la boca.
Buscando las llaves
En mi cuarto, los dos hombres hablaban sobre las combinaciones de bóvedas de dinero, en ese momento llegó mi papá, no sé qué hora era. Después a todos, mi mamá, mi papá, mi hermanillo y a mí nos llevaron al cuarto mío.
Ahí el sujeto blanco conversó con mi papá sobre las combinaciones de las bóvedas. Como mi papá trabajaba en el banco, les dio las combinaciones de la agencia.
Después mi papá les explicó que para abrir la bóveda necesitaba una llave que tenía el tesorero del banco. Después llevaron a mi papá a la esquina del cuarto, por donde está la ventana; el blanco le dijo que si la agencia tenía alarma, mi papá le dijo que sí, mi papá le dio la combinación de cómo desactivar la alarma.
También le pidió el control del carro de mi papá para abrir la cochera del banco...Ahí siguieron hablando sobre las combinaciones...
Entre esos dos hombres agarraron a mi papá del estómago y del cuello y lo tiraron al suelo. Mi papá les preguntó si nosotros estábamos bien, los señores dijeron que sí y que no nos iba a pasar nada.
El blanco agarró un banco de los que estaban en el comedor y le preguntó a mi papá si tenía las llaves de la bóveda del banco, mi papá le dijo que no, que él solo tenía las claves de los cheques viajeros, que el tesorero José era el que tenía las llaves y que se las había llevado o bien dejado en una gaveta en la oficina.
Mi papá les dio una clave que creo era "27, 21, 10" que son las fechas de los cumpleaños de nosotros. También mi papá les dio unos papeles. Todo esto pasó en la cocina.
Empieza la violencia
Se llevaron a mi papá a la sala y le empezaron a dar patadas en el suelo. Mi papá le agarró el pie al hombre blanco y este entonces le metió la cuchilla por la espalda. Lo metieron al cuarto de nosotros, lo tiraron al piso y lo empezaron a patear.
Cuando ya se iban a ir con mi papá, mi papá se rehusó y golpeó al blanco en la boca, al blanco le salió sangre y se le quebraron los dientes, esto lo hizo mi papá con las esposas que le habían puesto.
Le pegaron varias veces con la pistola en la cabeza. Alzaron a mi papá, y el blanco le dijo al morenillo que le metiera la cuchilla. El morenillo entonces le metió la cuchilla en la espalda.
Los dos hombres salieron y dejaron a mi papá ahí tirado y se fueron al cuarto de mis papás donde estaba mi mamá con el bebé.
El sujeto blanco se llama Alexánder y le dicen Alex. Esto lo sé porque antes de que mataran a mi papá, mi papá le dijo: "¡ Cómo ve vas a matar Alexánder, si somos amigos y trabajamos juntos en el banco? Acordate Alex cuando éramos compañeros de trabajo, Alex se quedó callado".
El blanco después le preguntó al moreno. ¡Dónde está la doña? El moreno contestó que en la cama... el señor blanco nos tiró un poco de ropa encima, cerró la puerta del cuarto de nosotros y dijo que se iba a llevar a mi mamá y a Carlitos. Agarraron a mi mamá y la llevaron a la sala, mi mamá estaba amarrada y la empezaron a patear. El blanco le metió una cuchilla a mi mamá en la espalda, es entonces, cuando mi hermano, el bebé, se puso a llorar.
No sé cuál de los dos sujetos se fue para el cuarto y en eso se oyó un ruido como si hubieran ahorcado a mi hermano, porque dejó de llorar haciendo un ruido como de ahorcado.
En relación con mi hermanito, Carlos José, puedo decir que en un momento, en que estaba llorando, uno de los dos sujetos, no puedo decir cuál, lo ahorcó, sé que lo ahorcó por el ruido que hizo mi hermanito antes de dejar de llorar... (sic).
Colaboró con esta información Giannina Segnini, redactora de La Nación