A unos los reclutaron y les ofrecieron armas, drogas o poder dentro de las organizaciones.
Otros no tenían nada que ver en las luchas entre bandas delictivas, pero justamente pasaron por el lugar de la desgracia en el momento equivocado.
En ambos casos, terminaron en las estadísticas de los homicidios atribuidos a las bandas del sur de San José.
Los primeros son menores de edad: adolescentes que se involucraron con bandas y luego fueron ejecutados.
Según el informe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), desde julio del 2013 hasta el 5 de diciembre del 2014, fueron asesinados siete menores; sin embargo, no todos ellos estaban vinculados a la delincuencia.
Por ejemplo, una víctima inocente fue una escolar de 14 años que murió al ser herida durante una balacera en La Carpio (La Uruca, San José). La Policía determinó que usaron una subametralladora AK-47 y una escopeta 12.
Como esa niña, al menos otras tres personas ajenas a los conflictos de estas organizaciones perdieron sus vidas a causa de tales peleas.
Dos de ellos fueron el guarda y un cliente del bar Toño’s, quienes murieron baleados el 9 de agosto pasado, cuando se encontraban en el establecimiento y unos pistoleros a bordo de una motocicleta dispararon desde la calle.
Las víctimas son de apellidos Calderón Quirós, de 50 años, y Martínez Zapata, de 48. El OIJ informó de que el ataque era contra el comercio.
También, el 21 de agosto, el administrador de un supermercado, identificado como Ywlang Zhang, de 30 años, murió cuando se inició una balacera en San Felipe de Alajuelita. Él estaba con su hermana embarazada.