Desde hace más de una década, el nombre de
A ambos lados de la frontera tico-nicaraguense, todos hablan de sus andanzas y fechorías.
Los esfuerzos del Ejército de aquel país, la Fiscalía, la Fuerza Pública, el OIJ y hasta la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS) por desmembrar a la banda han chocado, una y otra vez, contra un fantasma.
“Es como una leyenda urbana..., pero en la selva”, asegura el fiscal de Pococí, Celso Gamboa.
Las autoridades sospechan que el grupo –asentado en inhóspitos territorios de los dos países– está involucrado en una serie de actividades delictivas: tráfico de armas, tumbonazos de droga, servicios de logística (suministro de combustible, comida y lanchas) a organizaciones narcotraficantes, compra de cargamentos perdidos... Nada han podido probarles.
Aunque afrontan un enemigo “invisible”, las autoridades están convencidas de que la organización (que tomó el nombre de una familia de la zona) sigue allí.
“Investigamos una red, pero el asunto es complejo. Hemos allanado varias casas, pero los resultados han sido negativos”, detalló el fiscal Gamboa.
La DIS sospecha que el hallazgo de una serie de lanchas rápidas en la zona (la última el domingo antepasado) está relacionado con el robo de cargamentos de coca.
“Antes era más frecuente encontrar lanchas
En octubre, otra lancha fue detenida por el Ejército de Nicaragua con 70 estañones de combustible y varias armas.
El 20 de noviembre fue interceptada en cayos Miskitos una lancha con 1,4 toneladas de cocaína. Los militares aseguran que los narcos recibieron suministros, por parte de
El campo de aterrizaje está situado cerca de la bocana del río San Juan. La Policía teme que la pista sea clandestina. No lejos de allí, el pueblo tiene su propio aeropuerto.
Erick Lacayo, exdirector de la Fuerza Pública, contó que a
“Esa gente aprovecha las condiciones geográficas para delinquir. Se dedican a lo que se les ponga”, explicó Lacayo.
El fiscal Gamboa sostiene que la organización recibe la droga que pescadores encuentran en la corriente de dos aguas.
Si la cantidad hallada es pequeña, la introducen al mercado negro costarricense. Si la cantidad es mayor que cinco kilos, la reexportan.
La DIS tiene informes de embarcaciones dotadas con poderosos motores (como mínimo de 200 caballos de fuerza) que durante la noche salen al mar por la bocana del río.
“Esas personas no van a pescar”, señaló un agente de la DIS. El mes pasado circuló el rumor de que un cargamento de 2,5 kilos de cocaína estaría escondido en la zona. Los agentes vieron movimientos inusuales de pescadores.