Cinco presuntos miembros de una organización que, al parecer, envió 894 kilos de cocaína escondidos en tiburones congelados, a Yucatán (México), serán juzgadas en el Tribunal Penal de Puntarenas a partir de este lunes a las 7:30 a.m.
Los imputados son un empresario pesquero, de apellido Ceciliano (supuesto líder); su cuñada, de apellido Segura y la hermana de esta.
También, un contador, apellidado Jiménez; y un directivo de la compañía sospechosa del embarque, apellidado Guzmán.
Ellos fueron aprehendidos el 19 de junio del 2009. Los oficiales de la Sección de Estupefacientes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) capturaron a Ceciliano en el aeropuerto internacional Juan Santamaría cuando pretendía viajar a Ecuador.
El debate contra los cinco imputados se realizará del 6 de mayo al 26 de julio por los delitos de tráfico internacional de drogas y legitimación de capitales, en el cual participarán 28 testigos.
Embarques. Agentes del OIJ y de la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS) comenzaron a seguir el rastro de esta organización desde el 2 de febrero del 2009.
Las sospechas fueron confirmadas cuando, en junio del 2009, la Policía de Yucatán descubrió el cargamento de casi una tonelada de cocaína oculta dentro de los estómagos de 97 de tiburones congelados que fueron exportados en barco, el 18 de mayo del 2009, desde el puerto de Caldera, Puntarenas.
Los dos contenedores con escualos iban dirigidos a la empresa Tenería del Caribe Manufacturera, en Jalisco, que produce calzado, carteras y maletines con base en piel de tiburón.
Esa misma compañía, cuyo dueño fue identificado como Francisco Pozos Lepe, mexicano, tenía en ese momento una subsidiaria en Puntarenas.
Los contenedores hicieron un largo recorrido antes de llegar al puerto Progreso, en Yucatán. Primero los transportó la nave Erimo y luego el Dover Strait .
Después de ser embarcados en Caldera, cruzaron el canal de Panamá, surcaron las aguas centroamericanas y atracaron en tres ciudades estadounidenses sin abandonar el buque.