Si la canción Nwa Baby , del nigeriano Flavour N’abania, sonaba en cualquier lugar, Zita Mairena Amador, de 63 años, sentía la necesidad de bailarla.
No se sabe cuándo fue la primera vez que escuchó ese tema, ni por qué le gustaba tanto, pero lo que sí se sabe es que era, por mucho, la pieza favorita de esta mujer, quien falleció en el naufragio en Nicaragua.
“Le gustaba tanto que en la vela la pusimos porque sabemos que eso era lo que ella quería”, aseguró su hija, Alice Fonseca.
Sin embargo, según Fonseca, su mamá, quien nació en Nicaragua pero se nacionalizó costarricense, bailaba toda la música que le pusieran, ya fuera salsa, merengue, bachata o calipso.
“Nosotros creemos que esas ganas de bailar son porque creció en Limón y todos los que nacemos y vivimos allá somos pura fiesta”, comentó la hija.
Un poco más. Mairena nació en abril de 1952 en Bluefields, Nicaragua, pero a los 12 años su familia se mudó a la provincia caribeña. Allí, se casó dos veces y tuvo a sus tres hijos.
“Fue la mejor mamá del mundo. Era alegre, simpática, trabajadora y luchadora. Era la persona más valiente que conozco y fue quien nos enseñó a ser fuertes en momentos tan duros como este”, describió Fonseca.
Ella trabajó durante 42 años en la Caja Costarricense de Seguro Social, como supervisora de registros médicos.
Además, la mujer se incorporó, desde hace poco más de 10 años, al grupo de baile Nefertiti, con el cual se presentaba en el Grand Parade, que se realiza en Limón para celebrar el Día del Negro, cada 31 de agosto.
Hace tres años se pensionó y su vida varió un poco. Ella se mudó con sus hijos a vivir en San José y se dedicó a pasear tanto fuera como dentro del país.
Lo único que no cambió fue que continuó reuniéndose y bailando con las Nefertiti.
“Las pasiones más grandes de mi mamá eran participar en ese grupo y conocer el mundo. Por eso, estamos tranquilos. Ella murió feliz porque estaba haciendo lo que tanto le gustaba: viajar”, recordó Alice.