Un automóvil parcialmente aplastado y sus cinco ocupantes ilesos; más de 28.000 litros de combustible derramados en un área llena de viviendas y centros comerciales... Lo que pudo ser una tragedia de gran magnitud, al volcar ayer un camión cisterna, terminó únicamente en un gran susto, que movilizó a bomberos y paramédicos.
El percance ocurrió a las 10:45 a.m., al final de la autopista Florencio del Castillo, en Curridabat, y generó mucha tensión entre centenares de vecinos del sector y las autoridades, por temor de que se produjera una gigantesca explosión.
Por recomendación de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) se solicitó a los vecinos desalojar las viviendas durante un tiempo prudencial. La sugerencia solo fue acatada por pocas familias.
Pese a que el automóvil resultó seriamente dañado, sus ocupantes -una familia de San Antonio de Desamparados que se dirigía al Club Campestre La Gloria, en La Garita de Alajuela-resultaron ilesos.
El conductor del tanquero, Rónald Pinkay Acuña, fue trasladado, semiinconsciente y con golpes en diferentes partes del cuerpo, al hospital Calderón Guardia. Se informó que su estado no era grave.
El derrame de combustible puso en riesgo una área aproximada de 200 metros a la redonda dentro de la cual hay muchas viviendas y centros comerciales.
Según Carlos Bonilla González, jefe de rescate del Cuerpo de Bomberos, el cisterna transportaba 11.655 litros de gasolina súper, 7.570 de diesel y 9.463 de gasolina regular, para un total de 28.688 litros de combustible.
Angeles guardianes
"Cualquier chispita, al volcarse el cisterna, hubiera hecho volar en mil pedazos todas las construcciones ubicadas en una área de 150 metros a la redonda", aseguró con preocupación Bonilla, quien añadió que "solo los ángeles evitaron algo mucho peor".
Expresó que si alguna chispa hubiera hecho contacto con el combustible derramado por las alcantarillas o por una acequia, se hubieran generado decenas de explosiones en cadena, las cuales hubiesen sido incontrolables.
Tras el vuelco
Expertos en el manejo de sustancias peligrosas tuvieron que afrontar la emergencia desde las 10:49 a.m. hasta las 3 p.m. cuando se logró controlar el derrame y levantar el cisterna.
En el operativo participaron seis unidades del Cuerpo de Bomberos, tres de paramédicos y efectivos de la fuerza pública, así como inspectores de tránsito.
Al menos 29 efectivos del Cuerpo de Bomberos se mantuvieron limpiando el tanque del cisterna para evitar una explosión al momento de levantarlo con grúa.
Mientras esto ocurría, otro grupo de expertos de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) inspeccionaba las alcantarillas y la acequia para succionar, con equipo especial, los restos del combustible.
Toda esta acción se hacía al tiempo que otros funcionarios recorrían las viviendas para advertir del peligro a los ocupantes.
La acción de las autoridades también incluyó un cierre de carreteras en la zonas adyacentes al sitio del percance para evitar la presencia de personas ajenas en el lugar. En esta acción participaron efectivos de la fuerza pública.
Mientras los bomberos luchaban para evitar una catástrofe, los pasajeros del automóvil no terminaban de darle gracias a Dios por sacarlos con vida e ilesos del accidente.
"Mi hijo Diego apenas tuvo tiempo para correrse hacia la izquierda con sus otros dos hermanos cuando vio que la cabina del cisterna se les venía encima", expresó Luis Fernández Villalobos. Este viajaba con su esposa Marianella Madriz y sus hijos Diego, Fabián y Paola.