Un hombre que trabajaba sacando arena a orillas del río Taras, en Cartago, falleció ayer luego de que una piedra lo golpeara en la cabeza.
La víctima, de 77 años e identificada como José Joaquín Gómez Garita, laboraba en un tajo improvisado, ubicado a unos 20 metros del puente del ferrocarril.
El anciano era viudo, vivía en Loyola de Cartago y tenía 11 hijos.
Al momento del accidente, se encontraba removiendo arena cerca de una piedra de unos 80 centímetros de diámetro.
De acuerdo con la versión de algunos vecinos, la roca había perdido estabilidad conforme Gómez avanzaba en su faena.
“Al parecer la piedra se soltó cuando él estaba escarbando arena y le pegó en la nuca”, señaló su hijo Efraín Gómez, quien se desempeña como zapatero y acudió al sitio para identificar el cuerpo de su padre.
El anciano usualmente trabajaba con otro de sus hijos, pero este ayer no pudo acompañarlo, por lo que había decidido laborar solo y por su cuenta.
Siempre ligado al río.
Jorge Gómez, hermano del fallecido, relató que este había trabajado durante toda su vida sacando arena y piedra del río.
Comentó que el anciano no tenía pensión y que, por eso, este trabajo artesanal era su principal fuente de ingreso.
El cuerpo de Gómez fue encontrado por otro de los areneros que se ocupaba en la misma labor en la margen del río Taras.
Industria. Los vecinos de la zona comentaron que la presencia de Gómez Garita era muy usual en la zona, donde hay una importante cantidad de areneros.
El hombre ya se había salvado de otro accidente ocurrido en ese mismo tajo hace 18 años, cuando quedó atrapado en un derrumbe de arena y piedras.
En aquella ocasión, pasó cerca de mes y medio hospitalizado, pero sus familiares no lograron convencerlo para que decidiera apartarse del oficio.
“Nosotros le decíamos muchas veces a mi hermano que descansara, pero a él le pasaban las mías, tenía que estar siempre haciendo algo”, explicó su hermano Jorge, quien ahora tiene 75 años y ya no labora en el río, pero por problemas de rodilla y azúcar.
Los lugareños manifestaron que las empresas de construcción compran la arena directamente a los hombres en el tajo improvisado, por lo que son un aporte para mantener la industria local.
El anciano fue hallado con sus herramientas en el sitio, entre las que figuraba un carretillo.