Corresponsal GN
“Se fue sin despedirse de nadie. Su abuela pregunta que dónde está. Le decimos que en algún lugar, trabajando”.
Así se expresó , en Labrador de San Mateo, Alajuela, Christian Ballestero Moya, tío de Johan Francisco Ballestero Casco, motociclista de 26 años fallecido el pasado 8 de mayo en una colisión entre motos.
Laboraba como peón de construcción y también en las cosechas de mango.
LEA: Choques entre motociclistas han segado 12 vidas este año
Tuvo varias motocicletas. La última era una Suzuki de 125 centímetros cúbicos, que compró hace mes y medio.
“Esa moto le costó ¢130.000 y la pudo adquirir pulseándola durante varios días. Apeando una cosecha grande de mangos. La quería arreglar para venderla en ¢150.000 y adquirir otra mejor” , dijo Christian.
Todos los papeles de la moto estaban en regla, pero él no tenía permiso para conducir.
Tenía dos hermanos varones y cuatro hermanastras que también lamentan la muerte de Christian.
Según el tío, desde los tres meses de nacido lo recogió su abuela y lo crió. Vivía con ella y su padre en una casa humilde.
“Creo que sus estudios en la escuela ni los terminó. Dijo que no era para eso y que iba a trabajar en lo que fuera”.
Siempre tuvo una habilidad como dibujante y pintor. Se metía en su cuarto y pintaba cuadros que inclusive vendía. “Lástima que nunca pudo explotar ese don que Dios le dio. Creo que era bueno en eso”.
Un día antes del accidente, Johan se fue en su moto a Caldera. Iba con una cuerda, supuestamente a pescar.
Parece que de regreso tuvo algún problema con la moto porque algunas personas lo vieron tratando de arreglarla. Ese día regresó hasta las 11 de la noche, explicó Christian.
El lunes, como a las 7:30 a. m. salió hacia Jesús María a hacer alguna diligencia. En la tarde tuvo el choque. Nunca volvió.