La brigadista de 22 años, quien cayó desde una altura de 20 metros, el 24 de octubre, cuando participaba en un simulacro de rescate vertical en el Hospital México, falleció este jueves, hacia las 10 a. m.
María Murillo Solís estaba internada en el Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), en La Uruca, San José.
Algunos de sus compañeros de la Cruz Roja la recuerdan como una luchadora.
Desde que ocurrió el accidente, la joven fue llevada al Hospital México, donde estuvo en un coma inducido.
En noviembre pasado, los médicos del México le retiraron los medicamentos que le inducían el coma y se encontraba en un estado de mínima conciencia, en el que solo dirigía la mirada, pero sin obedecer órdenes complejas.
Uno de sus amigos, Abel Torrens, manifestó: “Esta joven nos deja muchos recuerdos, ya que ella, siempre cuando hacia su trabajo como cruzrojista, se entregó al máximo por ayudar. Como compañera fue excelente, ya que era una personas muy fogosa y especial”.
Torrens añadió que, luego de que la joven salió del hospital, él la trasladó desde su casa en Cerbatana de Puriscal hasta el Cenare, para que iniciara la rehabilitación.
“Estas cosas, a uno como compañero que la conoció muy activa, le dan muchas ganas de llorar”, dijo Torrens.
Por su parte, otro de sus compañeros, Carlos Guzmán, expresó: “Ella nos deja muchas enseñanzas como compañero y amigo, ya que siempre luchó por lo que quería. Era una persona muy humilde y muy querida por todos nosotros”.
La víctima deja una niña de 6 años. Varios de sus familiares y amigos se reunieron en un salón en Cerbatana de Puriscal, a la espera del cuerpo para la velación.
Hasta ayer en la tarde, un hermano de ella estaba en la Morgue Judicial esperando el cuerpo.