María Luisa Rodríguez, abuela paterna de una de las menores fallecidas, no pudo dormir el domingo. Ni siquiera sabía lo que les había ocurrido a sus familiares. “Tuve varios sueños, como si presintiera lo ocurrido. En un sueño, veía que alguien caía y me gritaba: ‘Ayúdeme’”, afirmó la mujer, de 59 años.
Al día siguiente, cuando se enteró de la tragedia, viajó en la mañana hasta el muelle de Golfito. Ella es madre de Yoser Picado, papá biológico de Yendry Picado, de seis años.
Según dijo, la mamá de su nieta tenía un compañero que le ayudaba con todo.
“Ellos vivían en Coto 49 y ahí tenían a mi colocha –Yendry– en la escuela. Yo vivía muy pendiente de ellos, siempre los llamaba por teléfono. El sábado les mandé con mi hijo, José, una ropa y otras cosas más. Ellos estuvieron hace ocho días en mi casa; esto es muy duro para mí”, comentó la abuela.
Cinthya Arroyo, hermana de Ericka (fallecida), también se mostró consternada por lo ocurrido. “Mire lo que son las cosas. Ella me llamó el sábado a mediodía y me dijo que quería tomar sopa de la que hago yo, se la hice y llegó a mi casa en Río Claro con los tres chiquitos (Cristhofer, Yendry y Gipsy).
”Después, me pidió que le prestara plata para venir a Golfito e ir a playa Azul con su pareja, yo se la di y vea lo que pasó. Ellos regresaban a la casa ayer (domingo), pero no llegaron...”, añadió la hermana desde el muelle.