‘A Salamanca ya lo perdoné, y lo digo de todo corazón’

Esta mujer, de 38 años, vive con sus dos hijos, de 7 y 12 años, en Ticari, Horquetas. Gana ¢50.000 al mes por vender prestiños y guarda la esperanza de que algún día se acredite quién mató a Josebeth. Guarda un peluche como recuerdo de su hija.

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