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Tras conocer la sentencia, Jesús Rojas (sentado) se mostró molesto. No esperó el final de fallo. Carlos Hernández
Los jueces establecieron 35 años de prisión por el primer delito y 16 por el segundo. Esas penas fueron pedidas en la etapa de conclusiones por Gustavo Rojas, fiscal del Ministerio Público de San Carlos.
Los hechos juzgados sucedieron a la medianoche del 6 de diciembre del 2009 en la casa de los padres de la víctima, situada en La Tabla de Río Cuarto, Grecia.
En esa ocasión, según los jueces Humberto Rodríguez, Rolando Salas y Marco Lizano, Rojas aprovechó que los padres de la infante salieron de la vivienda por unos minutos para violentar la puerta del cuarto donde la niña dormía.
Allí la atacó sexualmente, lo que provocó un sangrado severo que la llevó a la muerte.
El razonamiento del fallo, que duró casi tres horas, fue escuchado con evidente dolor y aflicción por los padres de la menor, quienes no se refirieron a la sentencia.
El hoy condenado tuvo que ser retirado de la sala de debates tras hacer gestos obscenos y decirle al Tribunal que no quería permanecer en el sitio.
Destacaron que los testigos fueron objetivos y coherentes en sus exposiciones.
“A este Tribunal no le cabe duda de que Rojas estuvo en la casa de la niña la noche de los delitos”, indicó Humberto Rodríguez, presidente.
Entre la prueba directa, Rodríguez confirmó que sangre de la niña fue hallada en el pantalón y en la faja del sujeto.
Además, dijo que el paño de color amarillo que el homicida llevó a la fiesta de cumpleaños organizada por parientes de la víctima fue hallado en el dormitorio donde tuvo lugar el crimen.
También tuvieron peso en la sentencia los elementos pilosos de Rojas hallados en la gorra que llevaba puesta y que dejó abandonada en ruta hacia la montaña donde lanzó el cadáver.
Como el tope máximo por ley es de 50 años, la pena impuesta a Rojas se redujo en un año.
En vista de lo alto de la condena, el Tribunal decidió extenderle por seis meses la prisión preventiva. El propio Rojas se comunicó con la Policía, horas después del crimen, para entregarse.
El cadáver de la niña yacía cerca del río Toro Amarillo.
