Desde 1990, impedir el robo de droga decomisada ha sido un dilema para las autoridades.
A principios de esa década, las autoridades descubrieron que un técnico del Ministerio de Salud instaló filtros en una tubería para retener la droga que las autoridades diluían en agua.
Algunos casos son más cercanos. El 26 de marzo del 2009, un grupo de sujetos robó 320 kilos de cocaína que permanecían bajo resguardo en los tribunales de justicia de Golfito.
Por ese caso, la Fiscalía acusó a tres agentes de la Fuerza Pública, cinco civiles y a un vigilante del Poder Judicial.
En noviembre del año anterior, desconocidos robaron de un búnker secreto de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) unos 178 kilogramos de pseudoefedrina, un precursor (materia prima) que en el mercado negro se utiliza para producir la droga sintética metanfetamina.
La CCSS usa dicho componente para fabricar jarabes antialérgicos y productos contra la tos.
En agosto del 2010, los cinco empleados de una empresa fabricante de cemento en Cartago, quienes participaron en el robo de una cocaína que debían destruir, recibieron penas de entre seis y siete años de cárcel al aceptar su participación en los hechos.
Los sentenciados admitieron haberse apoderado d el último paquete que debían incinerar. No permitieron que la cocaína llegara hasta el fondo del horno.