“Estaba dándoles de comer a los niños cuando se vino el temblor. Fue horrible, tiré la comida y salimos corriendo para un potrero para más seguridad. Al regresar y ver cómo estaba nuestra casa, preferimos ir a dormir adonde mi mamá y ahora los niños están muy atemorizados. Estamos con mucho miedo que se dé otro igual o más fuerte”.
Así relató Flory Mendoza, vecina de Caimital en Nicoya, cómo la réplica más fuerte del terremoto del pasado 5 de setiembre terminó de dañar su casa.
Producto del sismo de anteayer, que tuvo una intensidad de 6,6 grados magnitud de momento (Mw), se terminaron de desplomar las paredes de baldosa que dividen los cuartos y se cayó el cielorraso.
Adriana Rodríguez, presidenta del Comité Municipal de Emergencia de Nicoya, reportó ayer unas 14 casas dañadas –principalmente por paredes y vigas falseadas– en Nosara, Nambí, San Antonio, Moracia, Gamalotal y Caimital.
“Actualmente, hay 220 viviendas que el Comité Municipal de Emergencia de Nicoya no ha podido evaluar puesto que no cuenta con profesionales para que realicen las respectivas inspecciones. Esta situación nos ata de manos al no poder avanzar como se desea”, aseveró Rodríguez.
Por su parte, Miguel Brenes, de la Cruz Roja de Santa Cruz, explicó que solo recibieron informes de dos casos de viviendas afectadas en los barrios Santa Cecilia y Lajas, pero estas ya habían sufrido los primeros daños con el terremoto del 5 de setiembre. En el caso de clínicas, estaciones de gas, edificios, no se registraron más daños.
A secas. Los vecinos de comunidades como Pedernal, Las Matambas de San Antonio y San Juan de Barra Honda de Nicoya, tuvieron problemas en el abastecimiento de agua, debido a que uno de los pozos resultó afectado.
Al respecto, Iván Cubillo, vicepresidente de la Asada de Pedernal, manifestó que tienen serios problemas con ese pozo desde el terremoto porque se le desprendieron las paredes y se contaminó el agua debido a eso.
El temblor de anoche agravó la situación; unas 50 familias se quedaron sin servicio.
“Durante los primeros 15 días (después del terremoto), la Comisión de Emergencias estuvo abasteciendo con agua potable, pero ya no, por lo que gente tuvo que consumir esa agua sin poder hacer la limpieza del pozo.
”Ya que no se cuenta con los recursos económicos para realizarlo, hemos pedido ayuda a la Unión de las Asadas y a Acueductos y Alcantarillados, pero no hemos recibido respuesta”, declaró Cubillo.