Desde hace nueve años, Fernando Bolaños Céspedes es magistrado suplente de la Sala Segunda. El laboralista reconoció, en una entrevista con La Nación el jueves 9 de febrero en su bufete en Rohrmoser (Pavas), que renunció al contrato con la Jupema para no perjudicar la imagen del Poder Judicial y evitar un escándalo.
¿Quién lo contrata?
Aquí vinieron personalmente Róger Porras (director ejecutivo), uno de los abogados y alguien más. Me explicaron en qué consistía el trabajo que querían que yo realizara y me pidieron una cotización.
¿Qué servicios pidieron?
Me dijeron que tenían varios juicios sobre los mismos temas y que querían una asesoría legal. De lo que se trataba era que yo me estudiara todos los expedientes judiciales y que les diera un criterio legal sobre los juicios que se estaban tramitando contra Jupema y, para una mejor defensa, sobre las posiciones jurídicas que ellos estaban asumiendo.
Cuando usted se reúne con la Junta Directiva, ¿a qué fue?
Róger me indicó que la Junta quería conocerme porque ellos eran los que contrataban. Me pidieron que hiciera una exposición de cuáles eran los insumos que yo iba a dar para los juicios.
¿Qué ofreció en concreto?
Yo les ofrecí tramitar los juicios, darles criterios alrededor de los juicios que se estaban tramitando y les dije, inclusive, que a mí me parecía que la discusión que se estaba planteando alrededor de ese juicio era una discusión tan interesante que a mí me interesaría llevarla al foro nacional. Yo con eso me estaba refiriendo a asociaciones de Derecho del Trabajo y grupos de estudio.
¿Cuál era la discusión?
La discusión técnica que se refiere a la determinación de qué trabajadores tienen una relación de empleo público en Costa Rica y qué trabajadores de empleo privado.
¿Usted coincidía con la posición de la Jupema?
Sí, en términos generales sí.
Usted señala que hay palabras en partes del acta 99-2011 del 13 de setiembre que no acepta haber dicho. ¿Cuáles son?
Yo no recuerdo las palabras, pero, por ejemplo, aquí da a entender que yo voy a hablar con personas. Yo no lo dije. Tampoco dije que tengo contacto con magistrados y letrados. Lo demás, sí.
Usted se compromete, en el contrato, a realizar una labor de convencimiento...
Creo que no utiliza la palabra “convencimiento”, y si lo dice se refiere a esa labor de trasladar fuera del Poder Judicial la discusión, pero nunca una labor de convencimiento a nivel de los magistrados.
Entonces, ¿por qué renuncia?
Cuando se da la contratación, me enteré de que había un malestar de parte de algunos trabajadores porque se había hecho correr el rumor internamente de que me habían contratado para hacer una especie de lobby político ante la Sala Segunda. Yo me preocupé porque esa no era la intención. Me reuní con los sindicatos y me reiteraron que los jerarcas de la institución han dicho que, como una parte de los juicios no los han podido ganar, ahora necesitan a alguien que luche por ellos y que lleve una posición distinta a la Sala Segunda. Algo así como un campeón, una especie de Cid, que llegue a agarrarse y pelear por ellos.
¿Qué pensó de eso?
Pensé que lo mejor era cortar por lo sano. Yo no quiero perjudicar la imagen del Poder Judicial, que se vaya a hacer un escándalo y que me relacionen con acciones indebidas. Tampoco quiero afectar a Jupema. Qué vayan a decir que la contratación tenía segundas intenciones. Al día siguiente, renuncié.